Blogue de Gracia Santorum e de Anxo Fernández, de pingas e de icebergs, do que nos preocupa ou nos chama a atención, de biblioteca e de aula.
26/12/18
Partly Clody
Unha desas curtas que paga a pena volver a traer porque desapareceu do blogue co paso do tempo e porque Pixar sempre é unha garantía de bo facer en animación. Aceptemos as persoas tal e como somos.
25/12/18
23/12/18
11/12/18
De 0 a 100 anos
“A Lifetime in 60 Seconds”
Un minuto, toda unha vida. Curta sobre o paso do tempo e a beleza inherente ao ser humano.10/12/18
O Nadal de Ernesto e Celestina
Moito gozo con esta serie de Ernesto e Celestina de Gabriel Vincent! Desta volta Kalandraka tráenos O Nadal de Ernesto e Celestina, moi acaído para estes días nos que estamos, así que un agasallo a ter en conta.
Desta volta é Celestina a que está emocionada pola chegada do Nadal, aínda que o seu amigo Ernesto non o está tanto, xa que el é sempre a parte racional da parella. Aínda así, ela é quen de o convencer e conseguen con moito maxín e reciclaxe preparar unha festa. Unha festa que sabemos será o preludio de vindeiras celebracións, posto que a felicidade e o amor vén de encher o corazón de todos cantos estaban na casa. E é que a tenrura é quen domina na festa e no libro.
As ilustracións combínanse ocupando tda a páxina ou en viñetas coma en cómics, o que axuda a dar axilidade ao texto, un texto por outra parte expresivo para mandar unha mensaxe sinxela: á felicidade non lle cómpre o material, senón que se atopa no máis sinxelo.
09/12/18
Non á violencia contra as mulleres (DLXXIV)
Canción sobre o acoso e a violencia sexual. No vídeo participan mulleres do ámbito do cine, a música ou o deporte.
Rayden - Caza de pañuelos
05/12/18
04/12/18
Man de Camelle
Impresionante este álbum sen palabras que Kalandraka pon nas nosas mans co título Man de Camelle de Carmen Hermo, fermosísima homenaxe a Manfred Gnädinger. Debuxos a lapis que nos achegan a biografía dese home namorado da nosa costa que non puido resistir a tristura de ver como era esnaquizada pola marea negra.
Un deses libros para saborear pouco a pouco, para lembrar quen somos e que o respecto e a arte camiñan da man se os deixamos.
03/12/18
Pan de calidad
(Al hilo de la eterna discusión sobre qué es y qué no es poesía y
sobre el tipo de poesía que se está ofreciendo a niños, jóvenes y
adultos)
Imaginemos, por un momento, que la
poesía es pan. Qué hermoso sería sentarse a compartir el poema a
diferentes horas del día, entregarlo al otro como una ofrenda, ir a
buscarlo recién hecho a la tahona, sentir que una comida o una cena no
son iguales si falta el pan en la mesa.
Todo el mundo puede hacer pan. Eso está claro. Basta con tener una panificadora o un horno y algunas herramientas sencillas. Habrá quien lo amase a máquina o quien lo haga como se hizo siempre, a mano, golpeándolo contra la mesa de madera al compás de unas panaderas. “Aunque púgil combato, domo trigo” señala Miguel Hernández en uno de sus poemas de “Perito en lunas”.
Para hacer pan hay que tener masa madre, ese extraño alienígena que vive en la nevera y que cuando nos vamos de vacaciones entregamos a un vecino como una planta delicada o una mascota que hay que cuidar durante nuestra ausencia. Pero también hay que tener harina y levadura, entre otros ingredientes. ¿Serán la inspiración y ritmo la harina y levadura de la poesía?
Hasta aquí todo perfecto. Pero, ¿qué ocurre si queremos comercializar ese pan en lugar de ofrecerlo desinteresadamente a familiares y amigos? Habrá quien piense en el cliente y le ofrezca un producto de calidad, mimado como si fuera para consumo propio. Habrá quien se conforme con hacerlo sin otra exigencia que entregarlo como quede y habrá incluso inexpertos panaderos que te den gato por pan. Al fin y al cabo el pan tiene tantas caras que hasta lo que no es pan podría serlo con ponerle el nombre: de molde, dulce, integral, tostado, con forma de picos o hasta rallado.
Hay tantos tipos de pan como consumidores posibles. A algunos les gusta el pan de pueblo, con su aroma a octosílabo y rima consonante. Pero los hay que prefieren la estilizada baguette con su sabor a endecasílabo blanco, o el sencillo colón con regusto a pareado o la genuina fabiola amasada con versos libres.
Hay pan de trigo, de centeno, de maíz, de espelta o germinado. Y hay pan candeal, el padre de todos los panes. Pero nos pueden gustar todos. De Valente a Benedetti hay mucho pan.
En España contamos con humildes panaderos que hacen panes, en su panadería de pueblo o en su hogar, que podrían venderse como artículos de primera calidad en Mercadona o cualquier otra superficie comercial. Pero esos panaderos prefieren entregarlo con amor a sus parroquianos que saben de él y lo reclaman a diario. Se niegan a exportarlo o incluirlo en redes comerciales más amplias. Para qué. Hay, en cambio, panaderos que venden pan congelado que han producido en grandes cantidades y clientes que se conforman con ese pan, ya sea por rutina o por no atreverse a cuestionar al panadero de toda la vida. Y hay panaderos que despachan incluso el pan poco cocido o casi crudo. Son malos panaderos que deberían haber elegido otra profesión. Pensemos de nuevo en la poesía. ¿Cómo es el poema que nos gusta?
Yo procuro elaborar y ofrecer mi mejor pan , como procuro también elegir la mejor calidad de pan a mi alcance. Porque respeto el producto bien hecho y a quien lo manufactura. Porque valoro la profesionalidad del oficio.
Por eso no comprendo que se ofrezca pan de baja calidad a muchos niños y jóvenes cuando podríamos ofrecerle un producto mejor. Si de ellos dependiera, en muchos casos, comerían hamburguesas a diario, con su pan de hamburguesa.
Hay empresas, incluso, que aprovechan la demanda de pan para ofrecerlo en grandes cantidades pero con el único interés de la venta. Qué más da la calidad si se vende, parecen pensar. El caso es hacer caja. ¿Está en consonancia en este caso el número de ventas con la calidad del producto? No. Responde a modas, oportunismos y gustos impuestos por el mercado.
Y hay quien incluso pretende vender un pan convencional y poco hecho a los celíacos, cuya exigencia es diferente. Un niño puede comer el mismo pan que un adulto pero lo disfruta más si es un pan diferente, pensado para él. Como aquellos hornazos que las madres encargaban a los panaderos para sus hijos, con el nombre de cada uno de ellos horneado en la tapa y con el relleno elegido por los propios niños.
Pues eso. Cambiemos la palabra “pan” por la palabra “poema” y que cada cual valore y piense qué tipo de pan quiere y cómo lo quiere, si hecho en el microondas, en panificadora, en horno industrial o en horno de leña. Hay gustos para todos.
Pero ojo, si al olerlo y al probarlo no nos dice nada, podemos señalar que no nos gusta o que es malo y podremos, incluso, hacérselo saber al panadero, a la empresa para la que trabaja sin que por ello nos creamos el Dios Pan. Y hasta podemos cambiar de panadería o elegir no comprarlo. ¿O es que porque se llame pan ya significa que vaya a ser bueno o que incluso lo sea?
A mí me gusta el buen pan. Y en invierno, unas buenas pantuflas.
Todo el mundo puede hacer pan. Eso está claro. Basta con tener una panificadora o un horno y algunas herramientas sencillas. Habrá quien lo amase a máquina o quien lo haga como se hizo siempre, a mano, golpeándolo contra la mesa de madera al compás de unas panaderas. “Aunque púgil combato, domo trigo” señala Miguel Hernández en uno de sus poemas de “Perito en lunas”.
Para hacer pan hay que tener masa madre, ese extraño alienígena que vive en la nevera y que cuando nos vamos de vacaciones entregamos a un vecino como una planta delicada o una mascota que hay que cuidar durante nuestra ausencia. Pero también hay que tener harina y levadura, entre otros ingredientes. ¿Serán la inspiración y ritmo la harina y levadura de la poesía?
Hasta aquí todo perfecto. Pero, ¿qué ocurre si queremos comercializar ese pan en lugar de ofrecerlo desinteresadamente a familiares y amigos? Habrá quien piense en el cliente y le ofrezca un producto de calidad, mimado como si fuera para consumo propio. Habrá quien se conforme con hacerlo sin otra exigencia que entregarlo como quede y habrá incluso inexpertos panaderos que te den gato por pan. Al fin y al cabo el pan tiene tantas caras que hasta lo que no es pan podría serlo con ponerle el nombre: de molde, dulce, integral, tostado, con forma de picos o hasta rallado.
Hay tantos tipos de pan como consumidores posibles. A algunos les gusta el pan de pueblo, con su aroma a octosílabo y rima consonante. Pero los hay que prefieren la estilizada baguette con su sabor a endecasílabo blanco, o el sencillo colón con regusto a pareado o la genuina fabiola amasada con versos libres.
Hay pan de trigo, de centeno, de maíz, de espelta o germinado. Y hay pan candeal, el padre de todos los panes. Pero nos pueden gustar todos. De Valente a Benedetti hay mucho pan.
En España contamos con humildes panaderos que hacen panes, en su panadería de pueblo o en su hogar, que podrían venderse como artículos de primera calidad en Mercadona o cualquier otra superficie comercial. Pero esos panaderos prefieren entregarlo con amor a sus parroquianos que saben de él y lo reclaman a diario. Se niegan a exportarlo o incluirlo en redes comerciales más amplias. Para qué. Hay, en cambio, panaderos que venden pan congelado que han producido en grandes cantidades y clientes que se conforman con ese pan, ya sea por rutina o por no atreverse a cuestionar al panadero de toda la vida. Y hay panaderos que despachan incluso el pan poco cocido o casi crudo. Son malos panaderos que deberían haber elegido otra profesión. Pensemos de nuevo en la poesía. ¿Cómo es el poema que nos gusta?
Yo procuro elaborar y ofrecer mi mejor pan , como procuro también elegir la mejor calidad de pan a mi alcance. Porque respeto el producto bien hecho y a quien lo manufactura. Porque valoro la profesionalidad del oficio.
Por eso no comprendo que se ofrezca pan de baja calidad a muchos niños y jóvenes cuando podríamos ofrecerle un producto mejor. Si de ellos dependiera, en muchos casos, comerían hamburguesas a diario, con su pan de hamburguesa.
Hay empresas, incluso, que aprovechan la demanda de pan para ofrecerlo en grandes cantidades pero con el único interés de la venta. Qué más da la calidad si se vende, parecen pensar. El caso es hacer caja. ¿Está en consonancia en este caso el número de ventas con la calidad del producto? No. Responde a modas, oportunismos y gustos impuestos por el mercado.
Y hay quien incluso pretende vender un pan convencional y poco hecho a los celíacos, cuya exigencia es diferente. Un niño puede comer el mismo pan que un adulto pero lo disfruta más si es un pan diferente, pensado para él. Como aquellos hornazos que las madres encargaban a los panaderos para sus hijos, con el nombre de cada uno de ellos horneado en la tapa y con el relleno elegido por los propios niños.
Pues eso. Cambiemos la palabra “pan” por la palabra “poema” y que cada cual valore y piense qué tipo de pan quiere y cómo lo quiere, si hecho en el microondas, en panificadora, en horno industrial o en horno de leña. Hay gustos para todos.
Pero ojo, si al olerlo y al probarlo no nos dice nada, podemos señalar que no nos gusta o que es malo y podremos, incluso, hacérselo saber al panadero, a la empresa para la que trabaja sin que por ello nos creamos el Dios Pan. Y hasta podemos cambiar de panadería o elegir no comprarlo. ¿O es que porque se llame pan ya significa que vaya a ser bueno o que incluso lo sea?
A mí me gusta el buen pan. Y en invierno, unas buenas pantuflas.
02/12/18
O puño e a letra
Xenial iniciativa esta de Yolanda Castaño en Xerais: O puño e a letra conta coa colaboración de Norberto Fernández, Alberto Taracido, Cristian F. Caruncho, Jano, Fran
Jaraba, Xulia Pisón, Paula Esteban, Fran Bueno, Xulia Vicente, David
Rubín, Miguel Robledo, Manel Cráneo, María Ferreiro, Alicia Jaraba
Abellán, Víctor Rivas, Kike J. Díaz, Xosé Tomás, Anxo Cuba, Los Bravú
(Dea Gómez & Diego Omil), Yupiyeyo / María Álvarez Hortas, David
Pintor, Kiko da Silva, Miguelanxo Prado, Roberta Vázquez, Xan López
Domínguez, Siro, Xaquín Marín, Rubén Mariño, Pepe Carreiro, Santy
Gutiérrez, Martín Romero, Ramón Trigo, Brais Rodríguez, Miguel Cuba,
Cynthia Alonso, Abraldes, Miguel Porto, Dani Xove, Tokio, Fernando
Iglesias «Kohell».
A novidade do libro consiste en poñer a conversar a poesía co cómic, nun novo xénero coñecido como "Comic Poetry" ou "Cómic Poético". De aí que estes 40 autores reinterpreten en viñetas 40 poemas de Yolanda de todos os seus libros con absoluta liberdade, agás o espazo: unha soa páxina. É un pracer estético e literario percorrer cada folla deste libro que temos nas mans, por un lado o poema, por outro, a súa interpretación comiqueira. Páxinas polas que paseamos entre o erotismo, a ironía, o onírico, o corpo, as convencións... interaccionadas coa banda deseñada.
Non á violencia contra as mulleres (DLXXIV)
O seu derradeiro paso- IRIA COLLAZO
Vídeo poema
Música : Roberto Oliveira
Voz : Iria Collazo
Realización e animación : Luz Beloso
01/12/18
El silencio es un lujo que no podemos permitirnos
Chimamanda Ngozi Adichie
O silencio é un luxo que non nos podemos permitir
O silencio é un luxo que non nos podemos permitir
La autora del manifiesto ‘Todos deberíamos ser feministas’ sacudió la pasada Feria del Libro de Fráncfort con este discurso. En él reivindica la utilidad de la literatura para ampliar los límites de la imaginación como forma de combatir el machismo y el racismo
Me educaron en el catolicismo. De pequeña, me encantaba ir a misa. Mi
familia iba todos los domingos a la capilla de St. Peter, un edificio
blanco y alto situado en el campus de la Universidad de Nigeria, donde
me crie.
El
párroco era profesor universitario. Y en la medida de lo posible para
una iglesia católica romana, era un lugar abierto, progresista y
acogedor. Los sermones del domingo eran benignamente aburridos.Años después, oí que la parroquia había cambiado de manos y que el
nuevo párroco era un hombre particularmente obsesionado con el cuerpo de
las mujeres.
Nombró una policía religiosa, una brigada de chicos, cuyo trabajo
consistía en situarse a la puerta de la iglesia, examinar a cada mujer y
decidir quién podía entrar y quién no. Rechazaban a las abuelas por
llevar vestidos excesivamente escotados.
Después de llevar años fuera, fui a casa a visitar a mis padres. Y
fui a misa. Llevaba una falda larga y blusa de manga corta con un
estampado tradicional, un atuendo normal y de uso común. En la entrada
de la iglesia, un joven se interpuso en mi camino. Su expresión era una
forzada máscara de rectitud que en circunstancias diferentes me habría
parecido muy divertida.
Me pidió que me fuese. Llevaba unas mangas demasiado cortas, dijo.
Enseñaba demasiado los brazos. No podía entrar en la iglesia a no ser
que me tapase los hombros con un chal.
Estaba furiosa. Esta iglesia formaba parte de mi feliz niñez, parte
de mis recuerdos de una época llena de alegría. Y ahora se había
convertido en un lugar que no trataba a las mujeres como seres humanos
sino como cuerpos que había que controlar y acosar. ¿Y para qué? Para
proteger a los hombres de sí mismos.
De modo que decidí escribir un artículo sobre este incidente en un
periódico nigeriano de gran tirada. Pensé que el artículo haría que se
tomaran medidas, que la comunidad universitaria se levantaría por fin y
diría “basta”, y que presentaría una petición al obispo o al Papa o a
quien fuera que tomara estas decisiones, y echarían a este párroco y
volverían a convertir la parroquia en un lugar acogedor, libre de
misoginia.
Pero no fue así. En lugar de eso, me asombró la recepción hostil que
tuvo el artículo. El resumen de la misma fue: cállate. ¿Cómo te atreves
tú, una mujer joven, a retar a un hombre de Dios?
Me pareció interesante que tanto la respuesta a mi artículo como la
actitud del sacerdote hacia las mujeres procediesen de un impulso
similar: la necesidad de controlarnos.
Y este impulso de negar a las mujeres total autonomía sobre su
cuerpo, esta incapacidad para ver a las mujeres como seres humanos
plenos, existe en todo el mundo: la mujer de Oriente Próximo que no
quiere pero es obligada a cubrirse, la mujer occidental a la que llaman
puta por ser un ser sexual, la mujer asiática grabada secretamente en un
baño público.
Y este impulso existe también en el mundo literario progresista, en
el que se espera que las escritoras hagan a sus personajes femeninos
“simpáticos”, como si toda la humanidad de una persona del sexo femenino
debiese, a fin de cuentas, encajar en las cuidadosas limitaciones de la
simpatía.
Y para terminar el relato de lo ocurrido ese día en la iglesia.
Evidentemente mi reacción se basó en una cuestión de principios: de la
misma manera que los hombres podían decidir qué ponerse para ir a la
iglesia, las mujeres también deberían poder hacerlo. Pero desde un punto
de vista práctico, ese día hacía calor y los ventiladores de la iglesia
no funcionaban y lo último que yo quería era echarme un chal rasposo
sobre los hombros.
De modo que hice caso omiso del policía religioso, entré y me senté.
El sacerdote fue informado de que una persona testaruda había entrado
sin permiso en la iglesia, y que era culpable de mostrar en exceso los
brazos. Me amonestó desde el altar, y después de la misa intercambiamos
unas palabras. Decir que esas palabras fueron desagradables sería
quedarse muy corto, la verdad.
Esa experiencia me hizo abandonar mi idea boba y romántica de que
“hablar claro” va unido a la certeza de un apoyo generalizado. Pero me
aclaró la importancia de hablar de lo que importa: no se debe hablar
porque uno esté seguro de que le van a apoyar, sino porque no puede
permitirse el silencio. Yo sabía lo que había sido la iglesia en otro
tiempo, y vi en qué se había convertido, y no podía mantenerme callada.
A veces me llaman activista. Y a menudo siento que me tira la
contrariedad, que mi espíritu se resiste, porque no es una palabra que
yo utilizaría jamás para describirme. Quizá porque crecí en Nigeria y vi
a los que yo considero activistas de verdad, personas que dan su vida
por causas, gente que muestra el tipo de dedicación extraordinaria al
que yo solo puedo aspirar.
Me veo a mí misma como escritora, como narradora, como artista.
Escribir es lo que le da significado a mi vida. Es lo que más feliz me
hace cuando va bien. Es lo que más me entristece cuando va mal.
Pero también soy una ciudadana. Mi responsabilidad como artista es mi
arte. Mi responsabilidad como ciudadana es la verdad y la justicia.
Esta distinción entre la artista y la ciudadana me la dejó clara un
conocido que —en respuesta a la hostilidad nigeriana por algo que yo
había comentado acerca del feminismo— me dijo: “Los nigerianos no tienen
problemas con tus libros; tienen problemas con tu política. Lo único
que quieren es que te calles y escribas”.
Hace unos años, el Gobierno nigeriano aprobó una ley que declara
ilegal la homosexualidad, una ley que no solo me parece profundamente
inmoral sino también cínica desde el punto de vista político.
Fue este mismo conocido quien me dijo que no entendía por qué decidí
manifestar mi oposición a esta ley que muchos nigerianos apoyan de
hecho.
“No tienes nada que ganar”, me dijo. “Y posiblemente mucho que
perder”. Su intención era buena. A su manera, intentaba protegerme. Pero
se equivocaba respecto a que yo no tenía nada que ganar. Porque vivir
en una sociedad que trata a cada ciudadano de manera justa e igual es
una ventajSi puedo cambiar una mente, si puedo conseguir que una persona piense de
manera crítica y se oponga a la ley, he ganado mucho, porque he
contribuido a dar un pequeño paso en el largo camino hacia el progreso.
El arte puede iluminar la política. El arte puede humanizar la
política. Pero a veces, eso no basta. A veces es necesario involucrarse
en la política como política. Y esto no podría ser más urgente hoy en
día.
El mundo está virando; está cambiando; se está oscureciendo. Ya no
podemos jugar según las viejas reglas de la complacencia. Debemos
inventar nuevas formas de hacer, nuevas formas de pensar. El país más
poderoso del mundo parece hoy una corte feudal llena de intrigas,
alimentada de mendacidad, ahogada en su propia soberbia. Debemos saber
qué es verdad. Debemos decir cuál es la verdad. Y debemos llamar mentira
a la mentira.
Este es el momento de la valentía, y para mí la valentía no es la
ausencia de miedo. Es la determinación de actuar a pesar de tener miedo.
Es el momento de relatos más complejos: no basta saber cómo sufren
los refugiados o de qué modo no encajan en una nueva sociedad; también
debemos saber qué hiere su orgullo, a qué aspiran, y quién arma las
guerras que los convirtieron en refugiados para empezar, de quién es la
responsabilidad.
Es el momento de proclamar que la superioridad económica no significa superioridad moral.
Es el momento de analizar el tema de la inmigración, de ser sinceros
respecto a ella. De preguntar si la cuestión es la inmigración o la
inmigración de tipos concretos de personas: musulmanes, negros, morenos.
Es el momento de la audacia en la narrativa, el momento de los nuevos
narradores. Es importante tener una amplia diversidad de voces, no
porque queramos ser políticamente correctos, sino porque queremos ser
precisos. No podremos entender el mundo si seguimos fingiendo que una
pequeña parte de él representa al mundo en su totalidad.
Es el momento de replantearnos cómo pensamos los relatos. La cuestión
de los derechos humanos no hace referencia solo a las grandes historias
de represión gubernamental. Trata también de relatos íntimos. La
violencia doméstica es tanto una cuestión de derechos humanos como lo es
el asilo de refugiados. Eleanor Roosevelt dijo de los derechos humanos:
“Sin una acción ciudadana concertada para defenderlos cerca de casa,
buscaremos en vano el progreso en el mundo en general”.
Hoy en día, en todo el mundo, las mujeres están hablando alto, pero sus historias siguen sin oírse realmente.
Es hora de que dediquemos más que simple palabrería al hecho de que
los relatos de mujeres son para todos, no solo para las mujeres. Sabemos
por las investigaciones que las mujeres leen libros escritos por
hombres y por mujeres, pero los hombres leen libros escritos por
hombres. Es hora de que los hombres lean a las mujeres. Es hora de poner
fin a esa pregunta de “qué quieren las mujeres”, porque ya es hora de
que todos sepamos que las mujeres quieren simplemente ser miembros de
pleno derecho de la familia humana.
Hoy en día existe un gran vacío en el espacio imaginativo de muchas
personas en todo el mundo. Es imposible sentir empatía por las mujeres
porque las historias de mujeres no se conocen verdaderamente; las
historias de mujeres no se consideran universales. Esta es, en mi
opinión, la razón de que parezca que vivimos en un mundo en el que
muchas personas creen que un gran número de mujeres pueden simplemente
despertarse un día e inventarse historias de abusos sexuales. Conozco a
muchas mujeres que quieren ser famosas. No conozco a una sola mujer que
quiera ser famosa por haber sufrido acoso sexual. Creer esto es pensar
muy mal de las mujeres
La jueza del Tribunal Supremo estadounidense Ruth Bader Ginsburg ha
contado que en una ocasión le preguntaron cuántos jueces del Supremo
deberían ser mujeres para que a ella le pareciese equitativo.
Y su respuesta fue “las nueve”.
Y explicaba que a menudo la gente se escandalizaba, y que le decían
que eso “no es equitativo”. Pero, por supuesto, durante muchos años los
nueve jueces fueron hombres, y parecía normal. Al igual que hoy parece
normal que la mayoría de los cargos de poder real en el mundo estén
ocupados por hombres.
Las mujeres siguen siendo invisibles. Las experiencias de las mujeres
siguen siendo invisibles. Es hora de que todas nosotras seamos osadas y
reconozcamos que, en palabras de Pablo Neruda, “pertenecemos a esta
gran humanidad, no a los pocos sino a los muchos”.
A veces se me conoce como un icono feminista. Tengo un sombrero que dice “icono feminista”, aunque hoy no me lo he traído.
Pero ser un icono feminista significa que la gente a menudo se dirige
a mí para hablar de feminismo. Soy bilingüe; hablo igbo e inglés. Con
mi familia y amigos, solemos hablar los dos idiomas al mismo tiempo. Y
una amiga muy cercana me contó que había ido a ver a alguien para que la
asesorase. Lo dijo en inglés. Debo decir que el igbo no tiene
pronombres de género, de modo que se usa la misma palabra como pronombre
para hombres y mujeres.
Mi amiga me dijo: “He ido a ver a una persona para que me asesore”, y yo cambié a inglés y le pregunté: “¿Y él qué te dijo?”.
Mi amiga se echó a reír. “Siempre estás dándonos sermones sobre que
no demos cosas por sentadas, pero tú acabas de dar por sentado que la
persona que me asesoraba era un hombre. De hecho, era una mujer”.
Bajé la cabeza muy avergonzada. Pero eso también hizo que me diera
cuenta de lo profundamente inscrito que está el patriarcado en nuestro
ADN social.
La literatura es mi religión. He aprendido de la literatura que todos
tenemos defectos, que todos los humanos tenemos defectos. Pero también
he aprendido que podemos ser bondadosos, que no necesitamos ser
perfectos para poder hacer lo que es justo y correcto.
Tengo dos casas, en Nigeria y en Estados Unidos. Antes me sacaba de
quicio que la gente, cuando se le preguntaba dónde vivía, nombrara dos
lugares. Pero me he convertido en una de esas personas (y a veces me
saco de quicio a mí misma).
Pero cuando fui por primera vez a Estados Unidos para estudiar en la
universidad, hace más de 20 años, descubrí que tenía una nueva
identidad. En Nigeria pensaba en mí misma desde el punto de vista de la
etnia y la religión —era igbo y cristiana—, pero en Estados Unidos me
convertí en algo nuevo: me volví negra.
No traslado a menudo escenas de mi vida a la ficción, pero en una
ocasión lo hice con una escena concreta en la que por primera vez empecé
a entender lo que significaba ser negra.
Una editora me dijo que la escena era completamente increíble. La
había falseado para poder decir algo relativo a la raza. Me dijo que eso
nunca habría sucedido en la vida real.
Quise decirle que en realidad sucedió así.
Pero no lo hice, porque cuando enseño redacción creativa les digo a
mis alumnos que “no pueden usar la vida real para justificar su
ficción”. Si la ficción es increíble para el que la lee, el que la ha
escrito ha fracasado en su arte, que es el de usar el lenguaje para
alcanzar la suspensión de la incredulidad.
Se lo decía a mis alumnos porque yo solía creerlo. Pero estoy
descubriendo que lo cuestiono cada vez más. Porque lo que creemos o lo
que no creemos, lo que nos parece creíble y lo que nos parece increíble,
es en sí un marco de nuestras propias experiencias.
¿A cuántas personas negras conocía esa editora? ¿Cuántas experiencias
sinceras de personas negras había oído? ¿En qué se basaba para decidir
qué creer y qué no creer?
Es hora de ampliar nuestros límites, de ampliar el marco, de saber
que lo que ya existe puede ser en ocasiones demasiado limitado como para
abarcar la compleja multiplicidad de las experiencias humanas.
Pienso que necesitamos más relatos abiertamente políticos, más
relatos que miren al mundo a la cara. Pero también creo que necesitamos
relatos que no sean abiertamente políticos.
Todos los años doy un taller de redacción en Lagos. Y a la hora de
seleccionar a los participantes, hago un esfuerzo consciente por tener
diversidad de voces: diversidad de clase, de región, de religión.
Hace dos años asistió al taller un joven llamado Kelechi. Era de
clase trabajadora, inteligente, un periodista. Durante el taller, uno de
los participantes escribió un relato, un relato sin trama, una
celebración del lenguaje, una meditación sobre la maduración.
El relato me pareció hermoso. A Kelechi lo dejó perplejo.
“Pero en este relato no ocurre nada. Y no nos enseña nada”, dijo.
Ahora que lo pienso otra vez, me avergüenza la respuesta que le di.
“Bueno”, le respondí, “siento que el relato no te enseñe a construir una casa y a encontrar trabajo”.
Mi respuesta, en su vergonzoso esnobismo, estaba influida por una
idea muy de moda entre quienes hacen literatura, quienes la enseñan y
quienes la promocionan: que cuestionar la utilidad de la literatura es
ignorancia en su forma más pura.
Más tarde, al pensar en ello, comprendí que lo que Kelechi planteó
ese día fue una pregunta mucho más profunda y mucho más importante.
¿Tiene importancia la literatura? ¿Es útil?
Podemos seguir hablando de literatura como un culto que no puede
cuestionarse, o podríamos suavizar los límites de nuestras definiciones.
¿Qué significa ser útil? ¿Acaba la utilidad en lo concreto?
Los humanos no somos una colección de huesos y carne lógicos. Somos
seres emocionales en igual medida que seres físicos. La utilidad debería
estar vinculada a todas las partes que nos hacen humanos.
Ojalá le hubiera dicho a Kelechi aquel día lo que pienso ahora, que nuestra definición de útil se queda demasiado corta.
La literatura nos enseña. La literatura importa.
Leo para que me consuelen, leo para que me conmuevan, leo para que me
recuerden la gracia, la belleza y el amor, pero también el dolor y la
pena. Y todas estas cosas importan. Todas son lecciones útiles.
30/11/18
Novos amigos
Xenial álbum de Tomi Ungerer publicado por Kalandraka: Novos amigos, unha crítica ao racismo e a todo tipo de intrasixencia, e faino mediante a burla dos prexuízos. Ungerer realízao lembrándonos que non hai que rexeitar o que poida chegar ás nosas vidas sen antes analizalo porque moitas veces todo isto pode facernos mellores e pode axudarnos a medrar como persoas. Un álbum cheo de cor e de luz que se enriquece páxina a páxina coa mestura de culturas e que se basea sobre todo na amizade. O libro tamén nos fala da reciclaxe, un xeito de salvar o planeta que neste libro se amosa tamén como posibilidade artística.
Lembrar ao lectorado máis novo que a variedade cultural é necesaria e enriquecedora é necesario, xa que se non aceptamos unha sociedade plural nunca acadaremos a necesaria tolerancia para vivir en paz.
29/11/18
Cándido e os demais
Con texto de Fran Pintadera e ilustracións de Christian Inaraja preséntase Cándido e os demais, libro que mereceu o XI Premio Internacional Compostela de álbum ilustrado que publica Kalandraka. Unha refelxión que semella sinxela pero que se torna profunda polo abano de posibilidades que ofrece: un personaxe diferente, único, que se sabe distinto e por tanto incomprendido, o que nos leva a reflexionar sobre a nosa propia personalidade, sobre como a sociedade quere uniforminarnos e rexeita aqueles que se saen da norma... aínda que sempre hai algúns puntos en común porque, ao fin e ao cabo, somos humanos e como tales sempre hai algo que nos une. Sexamos como sexamos, miren como nos miren, o álbum relémbranos que algo nos une, como especie, como humanos.
Especial álbum que nos leva por novos camiños mentre percorremos vellos carreiros de tenrura e grafismo infantil totalmente sedutor.
26/11/18
25/11/18
25 N
Incansables, seguimos aquí. En positivo, sabendo que a violencia de xénero desaparecerá algún día e que chegará a forma parte da "memoria histórica" da sociedade, aprendendo dos erros para non volver caer neles.
24/11/18
Non á violencia contra as mulleres (DLXXIII)
La prostitución, ¿una profesión como otra cualquiera?
A prostitución, unha profesión coma outra calquera?
23/11/18
A escada da violencia
Contra a violencia machista, o alumnado de 2º da ESO de Igualdade do IES Laxeiro realizou esta performance baseada na "Escaleira da violencia" que explica Carmen Ruiz Repullo.
E aquí podedes vela plasticamente
21/11/18
Non á violencia contra as mulleres (DLXX)
Paréceche normal? Pois ao revés tampouco
http://adolescentesinviolenciadegenero.com/normal-al-reves-tampoco/
http://adolescentesinviolenciadegenero.com/normal-al-reves-tampoco/
16/11/18
Os esqueletos divertidos
Janet & Allan Ahlberg son artífices deste divertido álbum que nos propón Kalandraka: Os esqueletos divertidos é unha historia chea de óso con tres esqueletos protagonistas (nada terroríficos, por certo) que viven nun soto e que contan unha historia acumulativa e redonda, xa que o final é igual que o comezo. Historia dun paseo nocturno que nos amosan unha serie de gags que provocarán os nosos continuos sorrisos xa que a pesar da súa intención de asustar non o darán conseguido... e é que asustar non é tarefa doada! Así que o que podería ser un álbum medoñento convértese con mestría en todo o contrario, e iso que a priori poderiamos pensar nalgo totalmente diferente: son esqueletos despistados con ganas de xogar.
Asemade, a posta en escena do álbum é tamén un xogo, xa que combina o formato cómic con viñetas e bocadillos e alternan os tamaños das tipografías. Outra cousa a ter en conta é que os diálogos están en maiúscula para facilitar a lectura do prelectorado. A pa.abra máis utilizada é "escuro" porque o autor e a ilustradora seguramente nos propoñen ese xogo de pensar no sinistro contrapoñendo esta idea coa tenrura da ilustración e coa diversión do libro en si.
Debo recoñecer que os meus xuízos feitos a priori ultimamente non dan no cravo! O cal constitúe unha alegría, neste caso cando menos.
15/11/18
Con voz
¡África tiene voz! - Sani Ladan, activista africano por los Derechos Humanos sobre migración
13/11/18
¡Dídola Pídola Pon!
Que Maurice Sendak era un xenio estaba claro. Con libro coma este déixao aínda máis claro. É que ¡Dídola Pídola Pon! o La vida debe ofrecer algo más é todo un reto de imaxinación e destreza. O libro fala duna cadeliña que ama a comida por riba de todo pero que está asolagada por un estraño espírito de aventura. Podería ser normal o argumento, pero o autor trátao maxistralmente, xa que é quen de achegarse ao descoñecido, a unhas zonas escuras que non adoitan formar parte de libros infantís; pero el elixe afrontar todo tipo de retos, onde os nosos temores máis agochados non suporán ningún tremor, xa que no fondo da escrita hai amor e respecto polo lectorado. E iso nótase.
Grazas, Kalandraka.
11/11/18
10/11/18
Las niñas serán lo que quieran ser
Segue Raquel Díaz Reguera un camiño iniciado xa hai un tempo cos seus álbums ilustrados de empoderamento das nenas. Como esquecer o marabilloso e necesario Yo voy conmigo??? ou Cuando las niñas vuelan alto??? Agora tráenos este título tan pouco suxestivo pero tan identificativo, Las niñas serán lo que quieran ser, publicado por Lumen. Un álbum para lembrar que por moitas pedras que ás mulleres non poñan no camiño (aquí baixo o nome de "Noloconseguirás"), todas somos quen de perseguir os nosos soños e sermos aquilo que nos propuxemos. Porque se queremos, podemos. E non hai máis.
08/11/18
06/11/18
05/11/18
Vermella
Sabela Losada Cortizas resultou gañadora do I Premio Fina Casalderrey de Literatura Infantil pola Igualdade con este pequeno álbum que trae do prelo Baía con ilustracións de Minia Regos: Vermella. Moi interesante que un tema tabú que coido non ver con anterioridade na nosa literatura infantil, a menstruación, sexa tratado con divertimento, coma se dunha investigación policial se tratase.
A reconquista
Antía Yáñez resultou gañadora do I Premio Fina Casalderrey de Literatura Infantil pola Igualdade con este pequeno álbum que trae do prelo Baía con ilustracións de Ana Pedreira: A reconquista. Unha obriña que fala de solidariedade e de liderado feminino dende dúas voces narrativas que sinalan ficción e divulgación.
02/11/18
Kusuma
Encantoume Kusuma, o libro con que Héctor Cajaraville gañou o Premio Merlín de Literatura Infantil que convoca a editorial Xerais e que publica coas xeniais ilustracións de María Lires. Sabe o autor manexarse coa rapazallada e constrúe unha fábula necesaria sobre a inmigración e a solidariedade, sobre o medio ambiente e o seu coidado, sobre as consecuencias perigosas que supoñen especies invasoras e sobre o respecto á natureza. Todo isto nun libro que se le dunha sentada e que se deleita con cada palabra. Ao mesmo tempo nos lembra a invasión dos eucaliptos na nosa terra e con esta a nosa riqueza. Vaia, un libro completísimo onde o autor non deixa escapar ningún elemento necesario para a educación medioambiental e do respecto aos dereitos humanos.
24/10/18
22/10/18
Un dous tres, vampiro ti es
Un dous tres, vampiro ti es é un libro divertido para o primeiro lectorado que conxuga palabra e imaxe a base dun esquema repetetitivo de xogo encadeado. Personaxes estraños e inquedantes como vampiros, monstros ou esqueletos proxectan en nós unha ollada tenra que nada ten que ver coa súa idea inicial medoñenta. En pastas grosas e manipulables, o libro rezuma humor e diversión. Ideal para esta época de Samaín... ou non, xa que sempre é agradable deixarse sorprender pola imaxinación de Nadia Budde. Publicado por Kalandraka.
20/10/18
17/10/18
Una hermana
En Diábolo edicións podemos atopar este cómic de Bastien Vivès: Una hermana. Unha pequena xoia que fala da fascinación dun mozo responsable por unha moza algo maior ca el pero que está moito máis experimentada tanto física como emotivamente. E comeza unha relación emotiva que conleva a perda da infancia para entrar na adolescencia plenamente. Son personaxes sinceros e reais que ollan o mundo e nolo ensinan dende a perspectiva do protagonista. Vemos o que el ve, sentimos o que el sente. E amamos canda el.
O debuxo é en branco e negro, pero aínda así é claro, luminoso. Os trazos son sinxelos, pero detallistas. De diferentes tamaños, xogando coa páxina.
E todo el cun ritmo pausado sen chegar a ser lento.
Fascinante.
13/10/18
12/10/18
Aplicación instantánea
Creo que xa teño dito máis veces que se non existise Carlos Negro habería que inventalo. Mellor aínda, todas as LIX necesitan un Carlos Negro. Un poeta que leva a poesía ás aulas dos institutos. Resulta tan enriquecedor chegar emocionada a unha aula de 2º de ESO cun libro de poesía nas mans, comentarlles que o lin a noite anterior e seguro vailles gustar, lerlles un poema... e que sigan pedindo máis, que os comentemos, que nos dea para falar... e que voe a hora de clase con esa satisfacción de tela aproveitado moito máis que cando falamos do substantivo!!! A Carlos Negro gústalle apostar, si, pero faino sabendo que vai gañar, que esa aposta ten unha ficha segura nun xogo que se chama poesía. E nese xogo entran moitos xogadores e xogadoras que beben inmediatamente do mel dese triunfo poético.
Xoga Carlos Negro coa linguaxe literaria en Aplicación instantánea, en Xerais. E xoga coa actualidade, xa que neste libro podemos escoitar catro voces que son catro avatares con catro perfís psicolóxicos que se corresponden por tanto con catro personalidades con voz propia. Con elas haberá trazos feministas, trazos rebeldes, trazos galeguistas... pinceladas de crítica social e poemas que rachan con estereotipos; poemas que saen redondos e poemas que saben deliciosos.
Como en todo libro de poemas, hai algúns que me gustan especialmente e outros que non tanto. En todo caso, estou emocionada e desexando ver o alumnado lelo e saber a súa opinión e o seu goce.
Así que Carlos, se me les, que saibas que Lalín é o primeiro lugar ao que terás que acudir para falarmos deste teu libro.
Xa tardabas, ho.
En canto unha moza che leva a contraria,
disparas.
Pero non creas que me arredo.
Porque aprendín a vivir noutro idioma
e cando ti me chamas zorra
coma quen cospe un esgarro
eu entendo adrede outra cousa
e subo lixeira
nese carriño con esquís
que me leva montaña abaixo
lonxe
moi lonxe
de ti,
como unha Heidi feliz
que non precisa dun Pedro feroz.
09/10/18
Paseniño, paseniño
Deses libros alfaia que dá gusto mirar, ollar, e volver a el para relelo de cando en vez, do mesmo xeito que nos indica o título, paseniño: Paseniño, paseniño de Antonio García Teijeiro con ilustracións de Marcos Viso, ilustrador que se manifesta con gran delicadeza na súa interpretación dos poemas que acompaña. Un diálogo coa obra da nosa Rosalía que vén de se reeditar xunto cun CD con poemas recitados polos autor e que publica Xerais. Os poemas parten do diálogo que o poeta establece con Rosalía, e nese diálogo fálase de natureza e fálase de amor, mesmo fálase da palabra poética que é quen de producir poemas como os que acariñamos coas mans. Como somos quen de acariñar as ilustracións que xogan con estas palabras, que reinterpretan, que contradin, pero que sobre todo homenaxean a Rosalía, coa presenza das súas iniciais.
Sinto non ter o libro inicial publicado en Everest e ilustrado polo gran Cobas.
Sinto non ter o libro inicial publicado en Everest e ilustrado polo gran Cobas.
08/10/18
Los monstruos tienen miedo de la luna
Marjane Satrapi escribe unha historia divertida sobre os medos nocturnos neste Los monstruos tienen miedo de la luna que publica Norma. Un álbum infantil con moita cor e léxico sinxelo que fala como enfrontar ese medo á escuridade que senten nenos e nenas nalgún momento das súas vidas. Hai que procurar unha solución, e aquí veremos como a nosa protagonista farao dun xeito moi particular.
07/10/18
Ajdar
Marjane Satrapi realizou a súa primeira incursión no álbum ilustrado con este Ajdar publicado por Norma. Unha historia ambientada en Oriente, protagonizada por Ajdar, un dragón que vive no centro da terra e coida dos humano. A autora propón neste relato unha crítica social ao falar da irresponsabilidade do home con respecto ao planeta, este que é único e que non estamos a coidar como debemos.
06/10/18
Súplica a la mar
A editorial Salamandra publica este fermosísimo libro de Khaled Hosseini con ilustracións de Dan Williams, Súplica a la mar, que vén a ser unha sentida homenaxe ás persoas refuxiadas; o relato baséase na morte do neno Aylan
Kudi, tristemente famoso pola foto da súa morte desamparada.
O relato é unha oración que un pai dirixe ao mar na véspera da súa viaxe; esa noite anterior comprende os perigos que os agardan e lembra a súa vida pacífica cando esta era posíbel. Pero tamén fala, precisamente, da morte da felicidade e da paz.
Unha lectura tristeme e tenra, un libro para ler e follear. Paga a pena volver a el. E sobre todo paga a pena non esquecer.
05/10/18
04/10/18
La trenza
Laetitia Colombani escribe La trenza, publicado por Salamandra, un libro que se le rapidamente e que... está "ben", no sentido de que se deixa ler pero non saborear, porque non acaba de convencer. Si, é interesante, pero resulta algo distante, frío, debería haber máis emotividade e a autora non a consegue. E é unha mágoa.
Tres mulleres, tres continentes, tres vidas. E sobre todo, tres loitas. Tres mulleres que loitan é a historia que nos conta a novela. Ou sexa, o libro parte dunha base que me interesa. De feito, lino case dunha sentada, porque me interesaban as tres vidas que alí se debuxan, interésanme os tres destinos contra os que se levantan cada día e seguen adiante. Sobre todo, a vida dunha delas, a que vive na India, resultoume máis apaixoante. Porén, non acaba de emocionar, de prender. Son tres historias que poderían dar moito de si se se profundase nelas, se tirase o que se agocha no seu interior. Pero isto non sucede. Tres historias duras (algunha máis ca outra) pero non rachan os sentimentos do lectorado. Algo non vai ben, e máis tendo en conta que unha das historias, aínda que sexa unha loita, é bastante máis superficial cás outras dúas. Aínda habendo distancia entre estas dúas.
O nexo de unión destas tres historias aparentemente tan estraño, déixase entrever case ao final, e dálle o título ao libro. Resulta un nexo marabillosamente emotivo, aínda que semelle traído un pouco polos pelos, valla a redundancia, coma se fose apresurado e houbese que rematar porque acababan as ideas. Quedoume algo coxo.
03/10/18
E... Soengas metastaseounos
Hai días.
E hai DÍAS.
Onte foi un deses DÍAS.
Un deses DÍAS indelebles, que permanecerá na memoria.
Marisol Soengas fíxoo posíbel.
Cantas actividades levaremos organizado nos centros? Sempre traballamos por e para o alumnado. É a nosa máxima. Queremos que aprendan, sobre todo, a ser mellor persoas. Queremos sentirnos orgullosas de velos medrar.
Encántame a miña profesión! Encántame estar rodeade de futuro. Porque eles e elas son o futuro. E pídolles que constrúan un futuro mellor.
Encántame a miña profesión! Encántame estar rodeade de futuro. Porque eles e elas son o futuro. E pídolles que constrúan un futuro mellor.
Hai moitas persoas que acoden ao centro de ensino para falar da súa obra, para falar do seu traballo. Pero ademais cosntitúen un exemplo a seguir. E iso é importante.
Onte coñecemos a Marisol. E ensinounos que as persoas humildes son as máis valorosas, as máis afoutas, as máis intelixentes. As que conviven cun sorriso contaxioso. Queremos manter este contaxio para sempre.
Grazas, Marisol.
02/10/18
Zahara - Hoy la Bestia Cena en Casa
Valente canción de Zahara que defende as súas conviccións nunha canción que lle suporá, de seguro, moitos ataques.
https://www.eldiario.es/cultura/Zahara-nueva-cancion-vientres-alquiler_0_819618131.html
30/09/18
Mamá, quero ser Ziggy Stardust
Xenial proposta esta que nos fai Iria Misa na editorial Xerais: Mamá, quero ser Ziggy Stardust -con ilustracións de Alba Barreiro- é unha lectura necesaria que vén a cubrir un oco da nosa literatura e que completa o espazo creado por 22 segundos, o tema da transexualidade. Desta volta dirixida a un público un pouco menor que o libro de Eva Mejuto.
Si, unha nena que non se identifica co sexo e xénero asignado ao nacer e que se sente unha admiración especial por todo canto representa a figura de Ziggy Stardust, é dicir, a súa androxinia e a súa música. Resulta moi interesante porque o libro non nega os problemas que conleva, os problemas familiares, o rexeitamento dunha parte da sociedade, a actitude dos pais e nais, os conflitos escolares, os conflitos emocioniais... Imos descubrindo en cada páxina o duro que resulta esta batalla vital. A voz narradora, interesante voz que vén a ser ese amigo invisíbel necesario para seguir adiante, non rexeita falar da problemática cotiá da protagonista, e iso gustoume. Por suposto, como libro dirixido a un público infanto-xuvenil non se recrea nela nin afonda, pero coido que é un libro necesario e fantástico para dar visibilidade á diversidade.
Desde logo, lectura máis que recomendábel para os dous primeiros cursos da ESO.
27/09/18
Necesitamos nombres nuevos
Máis que interesante lectura esta que nos ofrece Salamandra: Necesitamos nombres nuevos de NoViolet Bulawayo. Unha lectura profunda que nun primeiro momento podería pasar desapercibida. Un grupo de rapaces e rapazas que viven en liberdade, pero que viven así porque conviven nun suburbio, non van á escola porque non hai profesorado, porque o seu país está en permanente conflito. A través deles imos comprobando as profundas desigualdades sociais que existen, as eleccións amañadas, a pobreza, a corrupción, a violencia, a sida. Porén, en ningún momento se nos di o lugar exacto onde viven. Por fin, a emigración a Estados Unidos. A dor desta situación centra o relato, unha dor do recordo. Se había crítica cando estaban en África, agora non para. Fala da violencia da sociedade norteamericana, pero tamén das desigualdades, do racismo, do acoso escolar.
Esteamos onde esteamos, a vida é dura, e así nola amosa. Na primeira parte dende unha visión máis infantil, máis inxenua, pero con detalle; unha vida dura onde hai unha familia e unhas amizades que acompañan. Na segunda parte cunha visión máis aceda onde a soidade reina xunto coa ausencia de expectativas.
En todo caso unha novela realista, que sen ser unha pasada está ben e que nos recorda cousas que ás veces tendemos a esquecer.
"A estos de la ONG les gusta mucho hacer fotos, como si fuéramos sus
amigos y sus parientes de verdad o algo así, como si luego, al volver a
sus casas, fueran a ponerse a ver esas fotos y a decirles nuestros
nombres a otros amigos y parientes. No les importa que a nosotros nos dé
vergüenza estar sucios y llevar la ropa rota, ni que prefiramos que no
nos hagan fotos"
24/09/18
A balada dos unicornios
Estes días coñecín -ou recoñecín- a Jack el destripador. Si, unha novela de alento xuvenil transportoume ao Londres vitoriano cos seus crimes máis sanguentos. Sen concesións. Abraiante, ou non?
Foi unha sorpresa esta lectura. Claro, ler os libros de Ledicia sempre é un pracer. Sorpréndeme cada día o seu maxín e encántanme esas personaxes femininas poderosas que é quen de construír. Resulta tan agradable ver como as mulleres independentes e afoutas pasean polas súas páxinas! Este é un libro de mulleres, mulleres con poderes, mulleres boas ou malas, mulleres que poboan un universo que semella querer seguir; a protagonista é forte, pero sábese fráxil: aí radica a súa luminosidade. Seguro, seguro, que todo o seu lectorado xuvenil pedirá que este libro sexa o primeiro dunha saga.
Non estraña o premio conseguido por Ledicia Costas con este A balada dos unicornios que vén de publicar Xerais. Un xeito de aupar aínda máis a LIX. Un nivelón. Non, non errei de vogal, sei o que quero dicir.
Cando ollei a contraportada, pensei "non me vai gustar"; que equivocada estaba! A verdade é que estaba a lelo e ía pensando: "que premio máis axeitado"; estou desexando que o lea o meu alumnado de 2º da ESO.
Pasearemos por unhas páxinas máxicas, cheos de elementos disparatados, inventos de todo tipo, con ollos que non o son e corazóns mecánicos que senten. Con cans que guían humanos. Con crimes. Con maldades que semellan invencibles. Con amor. Con moito amor. Con todo tipo de amor. Seica todo isto chámase Steampunk .
Sorpresa tras sorpresa, resulta unha viaxe emocionante. Tanto, que o libro atrapa e envolve. Queremos saber máis. Aínda agora, queremos saber máis.
A tristura ten patas de araña e medra. Como tamén medran os soños, e a chuvia, cando cabalga fuxindo da súa nube
19/09/18
Senlleiras
Déixase
ler Senlleiras de Antía Yáñez, publicado por Galaxia, nun salaio, nun curto
espazo de tempo no que, precisamente, desaparece a noción temporal para nos
centrar nas personaxes que o libro nos ofrece. Certo é que o libro nos atrapa dende o principio ata o final, xa que ten alento propio. Non sempre me convence a calidade da voz narradora nin o detalle fantástico que voa nalgunhas das súas páxinas, pero gústame sobre todo a ollada deitada no pasado, naquelas vidas miserables e tan reais que nos falan de pobreza e ignorancia -tantas veces unidas, por desgraza- como a peor lacra social. Gústame a imaxe dunha nena afouta e intelixente, lectora, con capacidades "masculinas", que é independente... ata que deixa de selo; unha moza que reclama o seu espazo de afectos, e que cando pensa topalos,
estes resultan pouco reais. O que si atopa é unha violencia que naquel momento
non tiña nome, porque a muller era obxecto; e os obxectos poden golpearse,
racharse, esquecerse. Cos obxectos podemos facer o que nos veña en gana. Esa era
a concepción que había sobre as mulleres.
Era?
Viaxemos no tempo e situémonos nas protagonistas actuais.
Naquela que non é quen de falar dos seus sentimentos reais –de saír do armario-
e daquela que semella telo todo. TODO. Pero que baixa esa capa de felicidade
agocha outro tipo de violencia, seguramente a máis terrible porque cada día vai
minando a personalidade facéndoa máis feble sen vela: a violencia psicolóxica. A manipulación é unha arte e aquí amósase claramente.
E tiremos conclusións.
Ambas historias, pasado e presente, terán un delicado fío que as une e que dá protagonismo ao espazo. Ese "cuarto propio" reclamado e non sempre obtido.
Encantoume a recuperación da figura de Corona González, articulista preocupada pola emigraicón e a educación das mulleres, e os seus textos xornalísticos. Serve para alucinar xa de paso un libro dun médico coruñés, Roberto Nóvoa Santos, que fala da "pobreza mental da muller". En fin, sen comentarios...
Sei que vai gustar.