Aínda que a coñecía, non lera nada con anterioridade desta poeta, Chantal Maillard. Agora chegou ás miñas mans o seu poemario Matar a Platón seguido de Escribir, merecedor do Premio Nacional de Poesía no ano 2004. O libro componse de dous poemas longos nos que reflexiona sobre "a imposibilidade da compaixón", desde un lado filosófico no primeiro e desde un rexistro lírico no segundo, co leit motiv da morte e eses tres versos finais, derrotadores:
Para min, foi un libro sorprendente e cativador, que apurei coma se dun grolo se tratase, instintivamente despacio pero sen deixalo ata rematar. Unha palabra: desconcerto. Desconcerto ante o tema, ante a morte, ante as imaxes, ante a multiplicidade de voces. Desconcerto, en fin, ante unha poesía poderosamente abstracta e destrutiva que é ao mesmo tempo fermosa e emotiva.
Déixovos dúas ligazóns aquí e aquí con análise da obra, e por suposto, algúns poemas:
Ningún fotográfo acudió a desplegar el tiempo,
el tiempo que se anuda como un ojo vendado
en el retrovisor.
No habrá lugar que repita el espanto
o la extrañeza: ese espacio pequeño
en el que se deportan las imágenes
a otras lejanías.
Por eso me dan ganas de corregir la escena:
el muerto -¿lo está ya?- cayó baja la rueda,
no hay pájaro y la casa se desploma,
se oye caer un niño (oblicuo y dorado)
y un perro sale huyendo
con una bota de agua entre los dientes.
Pero alguien me detiene. Me exhorta a serle fiel
a lo escrito. Sospecho que usted leyó a Platón
y comparte su amor por los espejos:
el verso ha de ser copia exacta y fidedigna
de no se sabe qué realidad verdadera.
Pero no, no es usted -habrá de perdonarme el lapsus-:
el conductor me mira y me odia despacio;
supone que proyecto aumentar su desgracia.
No existe el infinito:
el infinito es la sorpresa de los límites.
Alguien constata su impotencia
y luego la prolonga más allá de la imagen, en la idea,
y nace el infinito.
El infinito es el dolor
de la razón que asalta nuestro cuerpo.
No existe el infinito, pero sí el instante:
abierto, atemporal, intenso, dilatado, sólido;
en él un gesto se hace eterno.
Un gesto es un trayecto y una encrucijada,
un estuario, un delta de cuerpos que confluyen,
más que trayecto un punto, un estallido,
un gesto no es inicio ni término de nada,
no hay voluntad en el gesto, sino impacto;
un gesto no se hace: acontece.
Y cuando algo acontece no hay escapatoria:
toda mirada tiene lugar en el destello,
toda voz es un signo, toda palabra forma
parte del mismo texto.
“Escribo
para que el agua envenenada
pueda beberse”.
para que el agua envenenada
pueda beberse”.
Para min, foi un libro sorprendente e cativador, que apurei coma se dun grolo se tratase, instintivamente despacio pero sen deixalo ata rematar. Unha palabra: desconcerto. Desconcerto ante o tema, ante a morte, ante as imaxes, ante a multiplicidade de voces. Desconcerto, en fin, ante unha poesía poderosamente abstracta e destrutiva que é ao mesmo tempo fermosa e emotiva.
Déixovos dúas ligazóns aquí e aquí con análise da obra, e por suposto, algúns poemas:
Ningún fotográfo acudió a desplegar el tiempo,
el tiempo que se anuda como un ojo vendado
en el retrovisor.
No habrá lugar que repita el espanto
o la extrañeza: ese espacio pequeño
en el que se deportan las imágenes
a otras lejanías.
Por eso me dan ganas de corregir la escena:
el muerto -¿lo está ya?- cayó baja la rueda,
no hay pájaro y la casa se desploma,
se oye caer un niño (oblicuo y dorado)
y un perro sale huyendo
con una bota de agua entre los dientes.
Pero alguien me detiene. Me exhorta a serle fiel
a lo escrito. Sospecho que usted leyó a Platón
y comparte su amor por los espejos:
el verso ha de ser copia exacta y fidedigna
de no se sabe qué realidad verdadera.
Pero no, no es usted -habrá de perdonarme el lapsus-:
el conductor me mira y me odia despacio;
supone que proyecto aumentar su desgracia.
No existe el infinito:
el infinito es la sorpresa de los límites.
Alguien constata su impotencia
y luego la prolonga más allá de la imagen, en la idea,
y nace el infinito.
El infinito es el dolor
de la razón que asalta nuestro cuerpo.
No existe el infinito, pero sí el instante:
abierto, atemporal, intenso, dilatado, sólido;
en él un gesto se hace eterno.
Un gesto es un trayecto y una encrucijada,
un estuario, un delta de cuerpos que confluyen,
más que trayecto un punto, un estallido,
un gesto no es inicio ni término de nada,
no hay voluntad en el gesto, sino impacto;
un gesto no se hace: acontece.
Y cuando algo acontece no hay escapatoria:
toda mirada tiene lugar en el destello,
toda voz es un signo, toda palabra forma
parte del mismo texto.
2 comentarios:
Moitas grazas por prestarmo, ainda que en realidade teño que darlle as grazas a quen cho prestou a ti e permitiu que mo prestaras. Prestar prestar prestar...(que mareo).
É poesía, conta unha historia, ten o seu de prosa, que máis se pode pedir? Quero o meu exemplar! Pra que logo digas que non fago caso das túas recomendacións.
E quédome co último poema, ESCRIBIR.
Xa cho merquei. O luns teralo nas túas mans, para disfrutalo sempre. Eu, de paso, comprei outro da mesma autora. De seguro que mo pedirás proximamente...
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