Blogue de Gracia e de Anxo, blogue de pingas e de icebergs, do que nos preocupa ou nos chama a atención, de biblioteca e de aula.
31/07/16
Carta al mundo y otros poemas
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Non á violencia contra as mulleres (CDLXXV)
Soy una mujer independiente, fuerte, hasta inteligente. He tenido la suerte de nacer en el lado rico del mundo, en el que existen los derechos. He podido estudiar lo que he querido, viajar. He tenido unos padres entregados y atentos, una hermana mayor como referente. He contado con las mismas buenas amigas desde que tengo uso de razón. Hasta he disfrutado de un buen primer amor: un compañero, un amigo, con el que (con nuestros más y nuestros menos) compartí cuatro años de relación sana y constructiva.
Me gusta leer, informarme, soy muy joven y despierta, empatizo mucho con las causas sociales; soy crítica con las injusticias, sé qué se puede y no se puede tolerar en una relación, condeno los abusos y tengo claro que si duele no es amor, que mejor sola que mal acompañada.
A pesar de todo, he soportado durante tres años una relación de maltrato de un hombre. Parece que hay quien aún espera que un maltratador sea un verdugo que siempre está de mal humor, un hombre desagradable que te manda a fregar y te insulta desde el minuto cero. Mi maltratador era cariñoso, era atento y una de las personas con las que más me he reído. A mi maltratador le gustaba escucharme, tonta de mí, si no hubiera hablado tanto igual no le habría dado tantas pistas sobre cómo hacerme daño. Mi maltratador me destruyó desde dentro: conocía muy bien mis puntos débiles y jugaba con la baza de la confianza que yo había depositado en él.
Mi maltratador es listo, vaya si me conoce. Cuando vio que yo no pasaba por el aro de los celos y el “qué llevas puesto” lo omitió. Cuando sintió que yo iba despertando, que me estaba dando cuenta, hizo todo lo posible por destruir mis relaciones más cercanas, por hacerme insegura y pequeñita. Y lo consiguió. Hizo que sintiera que le necesitaba más que nunca, que estaba sola, que no era buena y en el fondo todo lo que me pasaba, todo lo que él me hacía era un poco culpa mía y tenía que estar contenta porque él me quería a pesar de todo y me iba a ayudar a salir adelante.
Pero yo lo tenía todo controlado, pensaba; yo sabía que había cosas en él que no eran buenas pero mientras fuera consciente era yo quien tenía las riendas de la relación, creía. Mis amigas, mi hermana, también mujeres en teoría muy concienciadas sobre la violencia machista y estructural, sobre los hombres maltratadores, en algún momento se alarmaron. Llegaron a recomendarme que me alejara de él, veían comportamientos extraños. Pero nunca le dieron la suficiente importancia porque pensaban, igual que pensaba yo, “eso nunca le va a pasar a ella, porque ella es fuerte, es independiente, ella se daría cuenta y no lo permitiría”.
Y resulta que, hace unas semanas, tuve una conversación con una de ellas. Mi mejor amiga desde hace más de diez años me dijo llorando que no podía más, que no le gustaba cómo me comportaba con ella y que si seguía así no quería volver a saber nada de mí. Mi amiga decía que, a veces, era fría y distante con ella sin motivos, que parecía que me gustaba hacerla sentir mal. Mi amiga me dijo que tenía miedo de decirme algunas cosas, no porque fuera a atacarla físicamente, sino porque tenía tal poder de convicción sobre ella que siempre conseguía darle la vuelta a la tortilla y que se sintiera mal.
Esa tarde lloré más que cualquier día de mi vida. Mi amiga, a pequeña escala, había descrito algunos de los sentimientos que mi maltratador me había provocado. No sé muy bien en qué momento até cabos, pero esa noche llamé al 016. Hablé con una psicóloga durante una hora. Al parecer no es raro que las mujeres, inconscientemente, imitemos y reflejemos el comportamiento de nuestro maltratador en otros seres queridos.
Me preguntó, en un momento de la conversación, si mi maltrato había sido psicológico o físico, mi respuesta fue convincente “no, no, yo nunca he llegado a casa con un ojo morado. No he sufrido maltrato físico”. Según avanzó la conversación dije de forma muy natural que sí, que cuando discutíamos rompía cosas para no darme a mi, decía; que igualmente me he llevado más de un empujón, que me ha agarrado y me ha retenido contra mi voluntad, que me ha obligado por la fuerza a quedarme con él en mi propio coche cuando le he pedido llorando que se vaya. Y, qué sorpresa la mía al descubrir que sí, que al parecer también había sufrido maltrato físico. Yo, que soy una mujer independiente, fuerte, hasta inteligente.
No hay patrones para las mujeres maltratadas. Todas podemos llegar a serlo, todas podemos estar siéndolo y no ser conscientes de ello. Nadie en mi entorno vio realmente qué me estaba pasando, y no puedo culparlas, ni yo misma era capaz de verlo. Hay cosas de las que no se habla: yo no sabía que esos cambios de humor, esa inseguridad, esa tristeza inmensa, esa extraña forma de relacionarme con mis amigas más cercanas tenía una explicación. No lo sabía yo y no lo sabían ellas.
Aún hay días (la mayoría) en los que me siento sola, en los que creo que ellas no pueden llegar a entender lo que me ha pasado o cómo y por qué he cambiado. Sé que hay cosas que simplemente forman parte de una misma y se deben superar sin contar con nadie más, pero en algunos momentos sientes que eres muy débil: “venga, supéralo, sólo has estado con un loco, pasa página, que todas hemos tenido malos amores”. Es que esto no es solo un mal amor, amigas mías, y ojalá pronto encuentre las palabras para explicároslo, a vosotras y al resto del mundo. Ni una mujer más maltratada.
Celia Cuevas Martín
Visto aquí
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30/07/16
Crimen en el Barrio del Once
Impresionante
“La otra noche pensé que estaba en pecado por haberlo robado. Usted no robó nada, Maisabé, usted salvó a este niño. Sí, pero la madre… La madre no fue capaz de protegerlo y se metió en cosas que no debía. Usted no es culpable de lo que le haya pasado. La única culpable es ella misma, debería haberlo pensado mejor antes de meterse en lo que se metió.”
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Acorde para a Vida!
Podedes estar ou non de acordo...
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29/07/16
Presas fáciles
E si, podería ser certo.
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Mozos malos
Seat fue Trending Topic desde el momento en que sacó el anuncio, porque la mayoría no entendió lo primero, sino lo segundo. Seat podría haber hecho este mismo anuncio de mil maneras diferentes y no dejar lugar a dudas. Podría, si hubiera querido, claro, pero es mucho más divertido hacerlo así, porque no sólo tocas el sector que necesita un coche familiar donde quepan cómodamente las sillas para críos, sino también el sector ‘chicos malos’.
Qué es esto de ‘chicos malos’. Nos lo explica esta otra marca, Fiat. Testado para chicos malos. Se ve perfectamente cómo un puñado de hombres -que son los únicos que hacen coches, los hombres- testan a prueba de novias locas el chasis y las ruedas. Pataditas ridículas, bolsazos inofensivos, portazos indignados. Porque así nos defendemos nosotras, muy cabreadas pero con cuidado de no hacer demasiado daño.
Y porque así son ellos, chicos malos, no lo pueden evitar, son muy canallas, muy machos, lo llevan dentro. No pueden tratarnos bien, no pueden no humillarnos, porque entonces no serían atractivos chicos malos sino tristes pusilánimes calzonazos. ¿Y qué mujer quiere algo así para ella? ¡Ninguna!
Lo que nosotras queremos, y bien lo saben ellos -por eso no dejan de repetírnoslo no sea que se nos olvide-, es a malotes con coches grandes que corran mucho, porque eso es una muestra de virilidad. Pero los coches potentes y grandes ya se venden solos, no necesitan de ninguna campaña que apele a su masculinidad, por eso Fiat ha decidido hacer este anuncio con el coche más pequeño de su gama, porque saben que muchos hombres no lo comprarán por no ser suficientemente imponente. Vamos, por ser un ‘coche de chica’.
Era necesaria esta campaña para cuidar la virilidad y la hombría de su clientela masculina, y lanzar un mensaje que dejara claro que puede que el coche sea pequeño, pero menudos machos lo conducen.
En una cosa Fiat lleva razón: no nos defendemos jamás con contundencia. No porque no seamos capaces biológicamente de arremeter con fuerza contra ellos, de darles una paliza, no, la biología poco tiene que ver aquí. Si ellos son los que saben ejercer verdadera violencia contra nosotras no es porque tengan una anatomía diferente, lo que tienen, han tenido y tendrán, es una educación distinta por su género, sin más. De no ser así, de responder nosotras con la misma violencia que recibimos, hace tiempo que el problema se hubiera acabado o sería ya residual.
Pero no es factible, precisamente, porque mientras la sociedad los educa a ellos para dejarse llevar, para ocupar el espacio como les venga en gana, para gritar, para correr, para ser libres, a nosotras nos someten al tercer grado del “sé una señorita”, “no abras así las piernas”, “no te pongas esa falda”, “eso es demasiado escote”, “no subas tanto la voz, qué estás, ¿loca?”, “tranquilízate, mira cómo te pones”, “vaya vocabulario para una chica”, “no seas tan bruta, no seas machota”…
Reírse en un anuncio de la incapacidad de las mujeres para responder ante “chicos malos” no es más que fomentar, a través del “humor”, una visión vulnerable de nosotras. Y no sólo eso, también le da heroicidad al hecho de tratar mal a las mujeres, especialmente si son tu pareja.
Con 70 mujeres asesinadas de media al año sólo en España y miles de casos de violencia de género, se sigue normalizando esta publicidad. ¿A cuántas más tienen que asesinar para que, en lugar de potenciar la imagen del “canalla irresistible”, se le ridiculice y se le condene?
En un anuncio donde dejan claro que el malo es él, es a ella a la que intentan dejar de inestable y de nulo control de su frágil biología. ¿Sabe Fiat que quien propina los golpes que matan son los de ellos? Lo sabe, claro que lo sabe, pero no es importante. Si no le importa al Gobierno, si no le interesa a la misma clase política que es responsable de ponerle fin, ¿por qué le iba a importar a una marca que sólo busca vender y que además sabe con que este anuncio lo hará?
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28/07/16
El lector del tren de las 6.27
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27/07/16
La primavera de los árabes
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Fuiste mía
Conta unha historia de infidelidade na que mete a moza nun coche para queimala viva despois de asasinar ao "outro".
Esta barbaridade só lle custou 2.600 dólares de multa.
E falamos dun país no que cada tres horas morre unha muller por violencia machista.
Vía
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26/07/16
La niña perdida
Outra das cualidades que presenta este libro -xunto cos anteriores- é a evolución psicolóxica dos e das personaxes, dos cambios de opinión, das desavinzas interiores. A narradora que escribe, e se confesa ante o lectorado, quere crer nun amor romántico ao mesmo tempo que é consciente de que este non existe, é tan valente que confesa amar un home máis cás súas propias fillas, pero tamén é quen de evoluír e deixar atrás un conto de fadas do que xa non é protagonista. A maternidade, con todos os seus claroescuros, é peza reinante nas páxinas deste libro.
Outro tema fundamental é como a sociedade culpabiliza sempre á muller. Neste caso porque é ela a que pide a separación, porque é ela a que comete o adulterio... non é doado nunha sociedade tradicional como a italiana -ou a galega- dos anos setenta. O traballo da muller como tema está moi ben reflectido, a necesidade de ser autónoma economicamente, a sociedade que culpabiliza, o coidado dos maiores... hai moitos temas que ao longo das páxinas fanse importantes e non debemos desdebuxalos entre unha trama que, iso si, mantense apaixoante.
Coido que é, sobre todo, unha saga de mulleres. Son elas as protagonistas, e dentro dese coro de personaxes, son as mulleres quen toman iniciativas, quen fan e desfan, quen mandas e reprenden. Son elas as importantes, a pesar dos mafiosos -homes- que herdan, por certo, un libro vermello da súa nai. Elas teñen a voz e así nolo transmiten. Unha voz propia e intransferible.
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Detrás do mate
Un documental que fala da intimidade destes lugares nos que menores de catro anos viven desnutridos e expostos a agroquímicos. Nunha das sete marabillas do mundo, o que non se ve nin queremos ver, sucede: traballo infantil e extrema pobreza.
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25/07/16
Busco Amante Galegofalante
Grazas a Dores Asorei
Sempre hai un lugar para a poesía (CXXXV)
O escultor sae a escena coa súa camisa nova,
pousa as mans sobre o atril, tira o papel do peto
e antes de dicir nada lembra os mortos de Angrois.
Neste verán de bronce e non de ouro vexo o corpo
dun tren abandonado e aqueles dous cativos
de camisa vermella a xogar no vagón da vila
ferroviaria. Aqueles dous cativos que ollaban
para a cámara no medio da ferruxe, cun sorriso
de dentes asimétricos. Imaxes que gravou o home
que tanto amei. Imaxes que ninguén montou
aínda, igual que os nosos ollos non precisan montar
ningunha das imaxes que pasan pola retina
desde a hora do nacemento até a hora da morte.
Desconfiade ante todo da intelixencia humana.
Volvede crer, como as mans do escultor,
nunhas poucas palabras. Lembrade a policía
pola rúa, o son dos helicópteros, os parentes
saudando os seus mortos no Multiusos do Sar,
ringleiras de persoas na Alameda para dar
o seu sangue e as luces e as cantigas do campo
da festa, que en toda a noite non pararon de soar.
No seguinte verán subín a Angrois pero nunca
cheguei a ver a curva. Cando volvín á casa
o home que tanto amei lía de novo os poemas
que escribín o verán no que nos coñecemos.
A historia ás veces é un camiño de dobre dirección
e outras veces parece unha vía morta. O escultor
mete o papel no peto, que nas súas mans parecía
un pano branco, e antes de rematar lembra
unhas poucas palabras de Asorey nos anos trinta,
case mudo despois de oír falar a Bóveda. “Terra
a nosa!”. Pero nós non amamos a posesión
da terra. Amamos a verdade da súa voz,
o tacto da verdade que os poderosos temen
e que nin tan sequera eles poden silenciar.
MARÍA DO CEBREIRO
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Je suis le machisme ordinaire
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24/07/16
El dragón rojo
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Non á violencia contra as mulleres (CDLXXIV)
Deberiades ir ata aquí para ver os MITOS SOBRE O MALTRATO.
Gráfico explicativo realizado por Bosch e Ferrer (2012)
http://noviolenciaactiva.com/category/violencia-de-genero-mitos-conceptos/
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23/07/16
Glup
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22/07/16
Mil orejas
He querido explicar que
tengo mil orejas diminutas regadas por todo el cuerpo
que una mano rozándome la espalda
grita que me quiere […]
Deses libros que deben existir, e que debemos ter en conta.
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La veleta y el espantapájaros
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21/07/16
Convidando a ler
Veño de ver neste blogue "Soy bibliotecario" estas ilustracións que xa publicaron hai tempo convidando á lectura. Aquí volas deito eu tamén.
Ilustración de Anna Forlati |
Ilustración de Alberto Ruggieri |
Ilustración de orige descoñecida |
Ilustración de Loujaina Al-Assil |
Ilustración de Sarah Massini |
Ilustración de orixe descoñecida |
Ilustración de Soizick Meister |
Ilustración de David Pintor |
Ilustración de Mónica Carretero |
Ilustración de Chapter 56 |
Ilustración de Montse Tobella |
Ilustración de Charles Santoso |
Ilustración encontrada a Creators Bank |
Ilustración de Oliver Jeffers do libro “O incrible neno devoralibros” |
Ilustración de Selçuk Demirel |
Ilustración de orixe descoñecida |
Ilustración de Emilia Dziubak |
Ilustración de Ines Huni |
Ilustración encontrada a Radhusets Julkalender |
Ilustración de Juan Sebastian Amadeo |
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20/07/16
Las deudas del cuerpo
Segue a ser moi interesante esta loita de clases, ese querer deixar se pertencer a un determinado lugar, a unha determinada estirpe familiar. Pódese conseguir? Consegue Elena fuxir de si mesma e ter o seu propio espazo vital? Leremos con ela do seu sufrimento, da súa angustia, dese querer ser ela e non verse eclipsada por canto a rodea; e leremos sobre o machismo, como non, ese que non permite que unha muller teña luz propia e que esa luz poida brillar máis cá do seu cónxuxe; por iso Elena deberá apagarse no seu matrimonio, porque casa cun home temeroso de non ser máis intelixente cá esposa. E saberemos, claro está, da amiga, de Lina, non son nada a unha sen a outra, pero cada vez que unha brilla, a outra apágase.
Destacar tamén a ollada que deita a autora sobre determinados problemas sociais: o divorcio, o feito de ser unha nai soa, a soidade na que te mergulla unha sociedade que non permite fuxir das súas convencións máis primarias... Leremos que nesta época xa existía a pílula anticonceptiva (tamén aquí? nin idea), pero que precisamente a sociedade non permitía achegarse a ela con liberdade. Cantos pasiños temos dado!
Son moitos os aspectos destacables desta novela. Ansío ir pola cuarta e a ver que ocorre.
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19/07/16
Blast 4. Ojalá se equivoquen los budistas
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