Cun título fermosisísimo, Jonathan Coe introdúcenos en La lluvia antes de caer nun universo feminino, coa homosexualidade planeando desde un recuncho, para ir desgranando con suavidade a historia peculiar de tres xeracións de mulleres. E esta historia vai xurdindo grazas a un puzzle formado por 20 fotografias coidadosamente elixidas -pretexto e inicio- para que a protagonista as describa minuciosamente, porque a palabra debe ser agora máis evocadora que a imaxe. E isto debe ser así porque está dirixíndose a unha persoa cega. Outro punto interesante resulta o feito de que esta descrición faise a través dun magnetófono, polo que o lector tamén é consciente de cada pausa, de cada interferencia, de cada vacilación, o que lle dá un aspecto máis emotivo a cada instante da lectura. Unha dramática voz que semella esteamos escoitando a medida que a lemos, porque a potencialidade da palabra, a súa suxestión, resulta o máis chamativo da novela. Unha lectura que non nos deixa indiferente, así como o xeito extraordinario que logra para abordar temas "espinosos" como se apenas os rozara.
A historia da familia é unha historia de tres mulleres, mais e fillas que legan a súa propia deblididad, porque ata a frustración é herdable. E isto é o que resulta máis dramático.
Unha novela que vos recomendo, coa seguridade de acertar.
“No me importa que llueva en verano. Hasta me gusta. Es mi lluvia favorita”. “¿Tu lluvia favorita?”, dejo Thea. Recuerdo que frunció el ceño sopesando aquellas palabras, y luego exclamó: “Pues la mía es la lluvia antes de caer”. Rebecca se sonrió al oír aquello, pero yo dije (en plan pedante, supongo); “Pero, cielo, antes de caer, en realidad no es lluvia”. Y Thea me dijo: “¿Y entonces qué es?” Y yo le expliqué: “Pues es sólo humedad. Humedad en las nubes”. Thea bajó la vista y se concentró una vez más en escoger los guijarros de la playa; cogió dos y se puso a golpearlos uno contra otro. Parecía que el ruido y la sensación le gustaban. Yo seguí: “¿Entiendes entonces que no existe la lluvia antes de caer? Tiene que caer para que sea lluvia”: era una tontería explicarle aquello a una niña pequeña; casi me arrepentía de haber empezado. Pero por lo visto Thea no tenía ningún problema en captar la idea; más bien al revés, porque al poco rato se quedó mirándome y meneó la cabeza con gesto de pena, como si discutir aquellas cosas con una idiota estuviera poniendo a prueba su paciencia. “Ya sé que no existe”, dijo. “Por eso es mi favorita. Porque no hace falta que algo sea de verdad para hacerte feliz, ¿no?”
Lo que había estado persiguiendo era una quimera, un sueño, algo imposible. Coma la lluvia antes de caer
A historia da familia é unha historia de tres mulleres, mais e fillas que legan a súa propia deblididad, porque ata a frustración é herdable. E isto é o que resulta máis dramático.
Unha novela que vos recomendo, coa seguridade de acertar.
“No me importa que llueva en verano. Hasta me gusta. Es mi lluvia favorita”. “¿Tu lluvia favorita?”, dejo Thea. Recuerdo que frunció el ceño sopesando aquellas palabras, y luego exclamó: “Pues la mía es la lluvia antes de caer”. Rebecca se sonrió al oír aquello, pero yo dije (en plan pedante, supongo); “Pero, cielo, antes de caer, en realidad no es lluvia”. Y Thea me dijo: “¿Y entonces qué es?” Y yo le expliqué: “Pues es sólo humedad. Humedad en las nubes”. Thea bajó la vista y se concentró una vez más en escoger los guijarros de la playa; cogió dos y se puso a golpearlos uno contra otro. Parecía que el ruido y la sensación le gustaban. Yo seguí: “¿Entiendes entonces que no existe la lluvia antes de caer? Tiene que caer para que sea lluvia”: era una tontería explicarle aquello a una niña pequeña; casi me arrepentía de haber empezado. Pero por lo visto Thea no tenía ningún problema en captar la idea; más bien al revés, porque al poco rato se quedó mirándome y meneó la cabeza con gesto de pena, como si discutir aquellas cosas con una idiota estuviera poniendo a prueba su paciencia. “Ya sé que no existe”, dijo. “Por eso es mi favorita. Porque no hace falta que algo sea de verdad para hacerte feliz, ¿no?”
Lo que había estado persiguiendo era una quimera, un sueño, algo imposible. Coma la lluvia antes de caer
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