Sempre hai un lugar para a poesía (LXXV)

MASOLIVER RÓDENAS: La memoria sin tregua

Pedías desordenadamente
cosas que ya te había dado.
Pedías para herir
y yo recogía los desechos
y volvía a ofrecértelos.
Así se renovaba nuestro amor
con heridas y dádivas
y un olvido desordenado,
condenados
a ser siempre los mismos
e igualmente imperfectos,
siempre amándonos
desordenadamente,
siempre olvidando y pidiendo
de nuevo y entregando
mal, nunca
del todo.


Mis sueños no son obscenos.
Son obscenas las palabras
con las que te he de nombrar:
tu sexo abierto como flor carnívora,
tus pezones erectos,
tu esfínter como botón de rosa.
Tu cuerpo que me llama y que me anega
de palabras obscenas que te nombran.
En mis sueños
el corazón es una crisálida de luz
que se abre para amarte.
Senos que escancian perfume,
hilos de seda del pubis,
ojos de jade marítimo,
alta silueta de aire,
ánfora, medusa angélica,
boca de nenúfar, pies
que descienden
por escaleras de luz.
Y al despertar te he perdido
y te busco con palabras
obscenas. Nieve
y lava en el Popocatépetl.


Si pudiera ver
tus ojos mirando en el espejo,
tu mano en el pezón
y la mano del anillo
en el éxtasis del pubis
como veo tu espalda,
las ampulosas nalgas,
la fina línea del culo
que oculta el reguero de vello
que desciende del misterioso
esfínter a la laguna
de líquenes y conchas.
De pronto tu mirada
se vuelve sin mirarme
y al cerrar la ventana
eres el recuerdo de esta imagen
que ahora reinvento
para poder recuperarte.

(un dos meus poetas preferidos. Como tantas veces, grazas, Marcos)