Blogue de Gracia e de Anxo, blogue de pingas e de icebergs, do que nos preocupa ou nos chama a atención, de biblioteca e de aula.

16/07/11

Ler no metro

Xa temos falado moitas veces das campañas de fomento da lectura das librarías Gandhi, por chamativas e estupendas, non sabemos se eficaces. Esta última é aínda mellor, e desta volta si sabemos que é eficaz: realízase no metro de México coa obra El puente de Franz Kafka.




Vía

Yo estaba rígido y frío; yo era un puente; sobre un precipicio estaba yo tendido, hundidas de este lado las puntas de los pies, del otro lado las manos, me había enclavado fuertemente en un limo desmoronadizo. Los faldones de mi chaqueta ondeaban a mis lados.

Abajo alborotaba el frígido arroyo de las truchas. Ningún turista se descarriaba hacia estas intransitables alturas; el puente no estaba aún consignado en mapa alguno…

Así estaba yo tendido, y esperaba; tenía que esperar. Sin desplomarse, ningún puente que alguna vez haya sido construído puede dejar de ser un puente.

Una vez… hacia el anochecer fue eso -fue eso lo primero… fue eso el último… no lo sé- mis pensamientos desembocaban en el caos, y siempre moviéndose en ronda.

Hacia el anochecer, en verano (el arroyo sonaba con un fragor sombrío)… fue entonces que oí pasos de hombre. ¡Hacia mí, hacia mí!

¡Estírate puente! ¡Ponte en condiciones, viga sin barandas, soporta al que te ha sido confiado! ¡Compensa imperceptiblemente la inseguridad de su paso; pero si él se tambalea, date entonces a conocer, y, cual un dios de las montañas, arrójalo a tierra firme!

Él llegó; con la punta de acero de su bastón me dió unos golpecitos; con aquélla levantó después los faldones de mi chaqueta y los colocó ordenadamente encima de mí. Con la punta revolvió mi enmarañado cabello, y, echando quizás una feroz mirada en su derredor, la dejó ahí largo rato. Pero después -justo en ese instante soñaba yo con él por sobre montañas y valles- me saltó con ambos pies en el medio del cuerpo.

En medio de salvajes dolores e ignorante de todo, miré. ¿Quién era? ¿Un niño? ¿Un sueño? ¿Un salteador de caminos? ¿Un suicida? ¿Un demonio? ¿Un exterminador?
Y me di vuelta, para verlo… ¡Puente que se da vuelta!…

No había alcanzado a darme vuelta del todo cuando ya me desplomé, y ya estaba desgarrado y traspasado por los afilados pedernales que siempre me habían contemplado tan amistosamente desde las enfurecidas aguas.

2 comentarios:

luísa dixo...

Unha idea xenial que pode adaptarse aos centros educativos utilizando as portas das aulas. Podería culminarse cunha "minitertulia" en que participasen os lectores, durante un recreo, poñamos por caso, na biblioteca.

Ronsel dixo...

Si que é boa idea, un poco próxima aos clubs de lectura que hai en tantos centros de ensino. Grazas por vir e achegárnola

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