Publica o prezado Raúl Vacas en Edelvives este poemario infantil e divertido con ilustracións de Elena Queralt: Abecé diario. Un percorrido poemático dende o A até o Z, onde topamos xogos de palabras, palabras descolocadas... poesía para xogar e para gozar da linguaxe. Lembroume moito un cursiño que fixen o outro día onde nun obradoiro de improvisación tiñamos que inventar unha conversa seguindo a orde do Abecedario.
Un xoguete para a aula que fai fincapé na musicalidade da linguaxe.
M, de mamá
Mi mamá se fue a la mar
en un barco de vapor,
con tinta de calamar
me escribe cartas de amor.
Mi mamá se fue al amor
en un barco calamar
y con tinta de vapor
me escribe cartas de mar.
Mi mamá se fue al vapor,
en un barco de la mar
con la tinta del amor
me escribe en un calamar.
Mi mamá se fue a la mar
en un barco de vapor,
con tinta de calamar
me escribe cartas de amor.
Mi mamá se fue al amor
en un barco calamar
y con tinta de vapor
me escribe cartas de mar.
Mi mamá se fue al vapor,
en un barco de la mar
con la tinta del amor
me escribe en un calamar.
H, de helado
Caminaba el Conde Helado
por la terraza del bar
envuelto en capa de plata
por no se descongelar.
Iba el conde de etiqueta,
la apariencia ha de guardar,
en esto una melodía
de pronto se oye sonar.
El Conde quedase helado
de esa voz al escuchar,
¿quién será la que así canta
con voz de frío polar?
Y derretido en amores,
cuando adentro quiso entrar,
con una tarta Comtessa
el Conde fue a tropezar.
Un camarero envidioso.
pronto los fue a separar,
el Conde sirvió de postre
a una niña del lugar
y la tarta de Comtessa
al punto fue a completar
el menú de una familia
de muy noble paladar.
La niña el helado esconde
para bien lo rebañar.
De la Comtessa en el plato
ni el rastro se pudo hallar.
Dicen que han visto de noche
a la niña del lugar
con el hijo de los nobles
tiritando frente al mar.
Caminaba el Conde Helado
por la terraza del bar
envuelto en capa de plata
por no se descongelar.
Iba el conde de etiqueta,
la apariencia ha de guardar,
en esto una melodía
de pronto se oye sonar.
El Conde quedase helado
de esa voz al escuchar,
¿quién será la que así canta
con voz de frío polar?
Y derretido en amores,
cuando adentro quiso entrar,
con una tarta Comtessa
el Conde fue a tropezar.
Un camarero envidioso.
pronto los fue a separar,
el Conde sirvió de postre
a una niña del lugar
y la tarta de Comtessa
al punto fue a completar
el menú de una familia
de muy noble paladar.
La niña el helado esconde
para bien lo rebañar.
De la Comtessa en el plato
ni el rastro se pudo hallar.
Dicen que han visto de noche
a la niña del lugar
con el hijo de los nobles
tiritando frente al mar.
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