A editorial Periférica está a nos ofrecer uns títulos ben interesantes arredor do amor pola lectura e polos libros, coma é este caso que nos ocupa: Los libros son tímidos de Giulia Alberico non é unha novela, é unha homenaxe á lectura. No libro, a autora conta os seus momentos da infancia e da adolescencia marcados polos libros e as lecturas que nese momentos a acompañaban. Ademais, hai unha rotunda declaración de amor polo libro en papel, polo seu olor, o seu tacto e o propio obxecto. E hai, asemade, un despregue informativo sobre a historia da literatura italiada da primeira metade do século XX. Coido que hai que destacar que o libro non só fala de libros, senón de como estes moldearon o crecemento da autora, de como lle influíron na súa vida cotiá e no seu proceso de madureza e de como enchían os seus ocos espazo-temporais.
Moi de agradecer os apéndices finais coa lista de todos os libros mencionados ao longo da obra -por se queremos acceder a algún- e ás editoriais das que se nos falaba.
"Los libros son tímidos, pensaba, quieren estar sólo con quien los ha elegido, no les gustan las manos extrañas".
"Antes de que los signos se volviesen para mí descifrables, eran
sonidos, y eran los mayores quienes poseían la capacidad de traducir
los signos en palabras y con las palabras construir un cuento... De modo
que leía escuchando. Y oliendo. Las palabras de las historias estaban
indisolublemente ligadas a los olores.
El tío Rodolfo
leía historias de las que emanaba un olor a clavo de clavel mezclado con
una infusión que tenía un nombre precioso: kardadé. Las historias que
leía Rosinella olían a manzanas porque la estancia de la buhardilla
donde me las contaba estaba llena de pequeñas manzanas verdes. Las
historias que me contaba mi madre olían a frío: estábamos en el país de
la nieve y siempre era invierno, o casi".
Mientras tanto (…) empecé a tener mi propia biblioteca; algunos
libros los forraba para no desgastarlos. Nunca los he prestado, me gusta
poseerlos. Los libros son tímidos, pensaba, quieren estar sólo con
quien los ha elegido, no les gustan lasmanos extrañas. Escribía al
instante mi nombre, el mes y el año en la primera página, con una
caligrafía un poco estudiada, redonda, femenina. Me habituá a escribir
la clase que frecuentaba: cuarto año de enseñanza media A, primero de
bachillerato B. (Pag. 39)
Siempre he olfateado los libros, al igual que los cuadernos, con un
gesto instintivo, primario, animal. Creo además que el olfato es el más
potente de los sentidos. En todo caso, el que posee mayor poder
evocador. Sirve para comprender, más que el gusto, si un guiso en
cocción ha llegado a su punto (…) En cuanto al olor de los libros, los
olores son extraordinariamente variados. Las páginas brillantes, con las
reproducciones de cuadros o fotografías, huelen a ácido, como los
bocadillos envueltos en celofán que se venden en las estaciones; las
páginas muy delgadas de papel biblia de los Meridiani huelen a lencería
seca y planchada. Las páginas de los libros viejos huelen a polvos de
tocador comprimidos, a polvos de talco; huelen a frasco de cristal vacío
que durante un tiempo contuvo un perfume de magnolia o de nardo. (Pags.
91-92)
1 comentario:
Encántanme todas as imaxes sensoriais relativas aos olores. Tamén comparto a relación tan forte que se establece entre algúns libros e o momento da vida no que chegaron. Pero non penso que os libros sexan "tímidos", ao contrario, creo que teñen vocación de "pontes" para intercomunicar as persoas
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