Para calquera amante dos libros e da lectura, este El club de lectura del final de tu vida de Will Schwalbe publicado por RBA convértese en esencial porque sobre todo é unha declaración de amor aos libros. E ademais deses que se agradecen que teñan ao final unha compilación das lecturas da que se fala.
O libro conta unha historia real en primeira persoa, a dunha nai que é diagnosticada de cancro terminal e un seu fillo que constituirá con ela unha relación lectora, sobre todo ("¿Qué estás leyendo?" é a pregunta que se fan nunha das primeiras visitas ao hospital e a partir desta pregunta casual nacerá este club tan especial constituído por dúas persoas). Non só se fala de libros, claro está, tamén está enxalzada a figura desta muller que resulta totalmente sorprendente e comprometida cos Dereitos Humanos. Ao mesmo tempo, asistimos a proceso evolutivo e terminativo desta terrible enfermidade. Non xoga con esperanzas, sabemos o final desde o primeiro momento. Pero isto non lle resta un ápice ao interese da lectura. Non procura sorpresas nin solucións, tan só vai describindo o proceso lector no que se mergullan co paso do pouco tempo que lle queda á nai, así como o estado de ánimo no que toda a familia vive.
E si, derramei unhas cantas bágoas. Son así de sensibleira! Pero o libro non é duro nin lacrimóxeno, posto que o autor non pretende regodearse na enfermidade, senón que a tenrura domina sen caer no sentimentalismo barato. Iso si, é un testemuño do amor do escritor pola súa nai e pola literatura. E esta faceta é a que nos subxuga: polas súas páxinas desfilan libros de todo tipo: “Mujercitas” de Louisa May Alcott, Jane Austen, “La elegancia del erizo” de Muriel Barbery; “Una
lectora nada común” de Alan Bennet, la Biblia, “Alicia en el país de las
maravillas” de Lewis Carroll, Agatha Christie, Dante, Dickens, T.S. Eliot, Los
pilares de la tierra de Ken Follett, Anna Frank, Sue Grafton, Henrik Ibsen,
John Irving, Jerome K. Jerome, Erika Jong, Stieg Larsson, Donna Leon, Toni
Morrison, Ian McEwan, Shakespeare… Só falan en profundidade dalgúns deles, obviamente, e resulta interesante ler a reflexión que fan. Claro que eu só coñezo unha pequena parte de todo ese culturón literario que eles os dous amosan.
“Es mucho más fácil dedicarse a perseguir la felicidad cuando se tiene suficiente dinero para pagar el alquiler”.
“Veo libros electrónicos a menudo, pero
nunca me persiguen. Me hacen sentir, pero no puedo sentirlos. Son alma
sin carne, sin textura ni peso. Se te pueden meter en la cabeza, pero no
pueden asestarte un golpe físico”.
“Cuando veía a mi madre dar las gracias
al personal médico con gesto radiante, caí en la cuenta de una cosa que
había intentado inculcarnos desde siempre: el agradecimiento encierra
auténtica alegría”.
“Lo que entendí de súbito fue que una
nota de agradecimiento no es el precio que se paga por haber recibido un
regalo, como creen muchos niños, una especie de tributo mínimo o cuota,
sino una oportunidad de agradecer lo que se tiene. Y la gratitud no es
lo que se da a cambio de algo, sino lo que se siente al saberse
afortunado: afortunado de tener familia y amigos que se preocupan por
ti, y que quieren verte feliz. De ahí la alegría de dar las gracias”.
“Todos estamos en deuda con el prójimo
por todo lo que acontece en nuestra vida. Pero no se trata de una deuda
con una persona en concreto: en realidad estamos en deuda con todos por
todo. Nuestra vida entera puede cambiar en un instante, así que cada una
de las personas que evitan que eso ocurra, por pequeño que sea el papel
que desempeñen, también es responsable de todo ello. Ofreciendo amistad
y amor, uno consigue que las personas a su alrededor no se den por
vencidas, y cada expresión de amistad o amor puede ser lo que cambie las
cosas por completo”.
“Me encantó conocer gente en todos mis
viajes. Me encantó oír sus historias, llegar a conocerlos y averiguar
qué podía hacer por ellos, si es que podía hacer algo. Enriqueció mi
vida más de lo que soy capaz de expresar. Naturalmente, podrías hacer
más cosas, siempre se puede hacer más y se debe hacer más, pero aun
así, lo importante es que hagas lo que puedas cuando puedas. Haz lo que
esté en tu mano, eso es lo único que puedes hacer. Mucha gente recurre a
la excusa de que no cree que pueda hacer gran cosa y acaba por no hacer
nada en absoluto. Nunca hay una buena excusa para no hacer nada, aunque
solo sea firmar algo, o enviar una pequeña contribución, o invitar a
una familia de refugiados recién llegada a comer el día de Acción de
Gracias”.
“Tienes que decir todos los días a los
miembros de tu familia que los quieres. Y asegurarte de que sepan que
también estás orgulloso de ellos”.
2 comentarios:
Gràcies a tu... em compraré el llibre de paper.
Xa me dirás se che gusta!!
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