Blogue de Gracia e de Anxo, blogue de pingas e de icebergs, do que nos preocupa ou nos chama a atención, de biblioteca e de aula.

14/06/14

Uno solo. Cuaderno de apuntes

Publicado pola Diputación de Salamanca este libro de poemas de Raúl Vacas e Aquilino González: Uno solo. Cuaderno de apuntes leva asemade unha separata chamada "Égloga de los esposos".


Conversas sobre o ser humano, o sexo, o amor, a sociedade actural, arredor dun café, posto que os dous artistas presentan o libro como unha unión sensorial e visual nun encontro cafeteiro. Como é habitual en Raúl Vacas, poesía concibida como xogo, versos para seren cortados e mesturados en novos poemas. Un fermoso libro que non debe permanecer nos andeis senón que é un libro para follear diante dunha fumegante taza de café e saborear un poema de cada vez.
Iso si, poñede as gafas de ver de preto, que a letra é demasiado pequena!
¿Es tarde para amar, después de todo?
¿Es tarde para tenerte entre mis brazos?
¿Es tarde para hablarte de arañazos?
¿Para curar mis lágrimas con yodo?

¿Ya es tarde para odiarte, codo a codo,
con la lluvia firmando sus balazos?
¿Para inventarnos juntos los pedazos
del espacio común? De ningún modo

la ausencia de tus labios fue una excusa;
deshacer el amor fue nuestro fallo.
¿Ya es tarde en esta historia tan confusa

para que vuelvas como el sol de mayo?
¿Para olvidar en mi colchón tu blusa
y amarnos antes de que cante el gallo?





Este é o prólogo:

Apuntes, despuntes, pespuntes
 “Queridos compañeros carpinteros y ebanistas,
les traigo el saludo solidario de los metafísicos […]”[1]
Juan Carlos Mestre
De este modo convoca Mestre al hombre, en asamblea, en lo más alto de su casa roja.
Aquí, en este otro territorio de papel, nosotros traemos asimismo el saludo efímero de los funambulistas, el azaroso gesto del crupier, la claridad del que dejó palabras en el bosque para reconocer su vuelta a casa, la plenitud del que aprendió a desalambrar las formas y colores para respirar en toda su extensión el mar.
Uno solo es nuestra forma de sentir e interpretar al hombre en soledad o en medio de la multitud. El hombre víctima del tiempo y la rutina, aferrado a la península del sueño por una hebra de luz. El hombre que olvidó su sombra en medio de la noche. El hombre que nunca renunció a ser hombre.
Este libro es un enjambre de miradas y deseos. En él, junto a los textos, hay sólo una pequeña parte del trabajo gráfico que Aquilino González recogió en más de 50 cuadernos en los que resumió su actividad diaria durante largos años: dibujos, notas, fechas, recortes, apuntes, bocetos… todo cuanto en el día a día llegaba a sus manos y se convertía en huella, signo, cicatriz.
Puedes, lector, como sugiere Mestre en “El arca de los dones”, arrancarle al libro sus páginas y darle “al hurón la oscuridad de la palabra búfalo y al búfalo la inmaculada pradera del billar de los bares”[2]. Todo cuanto contiene este cuaderno de apuntes está ahora en tus manos con la intención de que se extienda más allá de los márgenes y del papel, germine en la mirada a la luz del asombro y prenda, como tallo o llama, en nuestros sueños.
Los textos e imágenes de Uno solo se agrupan bajo dos títulos: Instantáneo (donde se incluyen apuntes rápidos, hechos a vuelapluma) y Soluble (un trabajo mucho más técnico y reposado).
Pero el título no sólo responde a ese vínculo entre el hombre y la soledad sino a la materia prima de la mayoría de las ilustraciones, hechas con café y, en algunos casos, con vino y betadine como hiciera el poeta José Hierro, al que gustaba dedicar sus libros en las sobremesas de las cenas y comidas.
Aquilino, gran amante del café, emplea dicho elemento en su recorrido por las cafeterías por donde pasa, especialmente la de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca, lugar donde ejerce su magisterio. El café permite dar color y textura a muchas de sus ilustraciones, trabajadas con técnicas mixtas: aguadas, acuarelas, rotulador, lápiz, ceras... El resultado es un libro lleno de fuerza y color, con gran variedad de imágenes que se corresponden con diferentes formas métricas y estilos (haiku, égloga, soneto, verso libre, prosa).
Así “Patrón para un sueño a medida”, toda una invitación a pensar en la flexibilidad del sueño, se acompaña de un texto que no está sujeto a ningún metro y que se cierra con una página en blanco.
En “Dietario”, en cambio, se advierte el orden en la composición gráfica, de ahí que el texto sea un soneto, construido bajo un patrón.
En la serie “Cinco sentidos” se impone la sencillez, el trazo limpio y la caligrafía exacta  que recuerda al arte japonés. Aquí la mejor solución para el texto es el haiku que se aparta, sin embargo, de su espíritu objetivo y transparente para formular un pensamiento. Pero la imagen, no obstante, permanece fiel a los sentidos.
Estos son algunos ejemplos de cómo ilustración y texto se conjugan y se complementan para formar una unidad de sentido.
Si te detienes a escuchar en cada página advertirás el rumor de la lenta catarata del tiempo, con sus días rojos como extintores; oirás el grito desgastado del náufrago y sentirás la desesperación del que huye de sí mismo y de la sociedad para encontrar sus puntos cardinales que, según Vicente Huidobro, son tres: el Sur y el Norte.
Aquí dejan su huella el fósil que edulcora la rutina, la rutina que encharca la mirada, la mirada que escarba en el espejo, el espejo que nombra nuestras horas, las horas que se enquistan en los ojos, los ojos que en amor todo lo envuelven.
Pasa al interior del libro como quien se adentra en el mar: con emoción y respeto pero con la esperanza de que la ola más inesperada te devuelva a tu origen.
Y si al final del recorrido, miras atrás y ves que hay polvo de mariposas en tus recuerdos, tal vez estos poemas  y estas imágenes se hayan grabado en los microsurcos de tus sentidos y aún haya tiempo para soñar.
Toquemos de nuevo a las puertas de Juan Carlos Mestre para cerrar este pórtico y dejemos el marcapáginas cerca de las palabras del libro que nos permitan creer en los sueños, en la esperanza y en la melancolía: “Yo no espero otra luz que la tristeza / de quien regresa a una escuela abandonada / donde aletean todavía en la pizarra / las mariposas blancas de la melancolía.


La Diputación de Salamanca ha presentado el último libro que se incorpora a catálogo poético de su colección de autores salmantinos. Se trata de “Uno solo”, de Raúl Vacas y Aquilino González.
Con textos del primero e ilustraciones del segundo, este ‘cuaderno de apuntes’, como lo definen sus propios creadores, es fruto de una colaboración de varios años. Vacas subrayaba que “lo fundamental son los dibujos, a las que yo doy voz para reflexionar sobre la sociedad, el amor o el ser humano”.
Esa sintonía entre los textos y las imágenes nace de un trabajo de apuntes que el profesor de la Facultad de Bellas Artes, Aquilino González, siempre lleva consigo. Por eso, este trabajo incluye numerosos guiños al café, ya que su inspiración y elaboración ha estado muy ligada a numerosos momentos en cafeterías.
González destacaba que “la dicotomía de arte y literatura es el nexo fundamental de esta obra, que no es un libro al uso e invitará a las propias reflexiones del lector”.
Participación del lector
En este sentido, Vacas añadía que la pretensión de ambos autores es “que el lector dialogue, para lo que se han editado páginas que se pueden cortar”, con el fin de cada uno elabore sus propias composiciones poéticas.
Por su parte, el diputado de Cultura, Manuel Tostado, alababa la labor de Vacas y González, por enriquecer la colección de La Salina. El domingo a las 12 horas, los autores firmarán ejemplares en la Feria del Libro. Se han editado 400 ejemplares de “Uno solo”, que están a la venta por 14 euros cada uno.
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