Publicado pola Diputación de Salamanca este libro de poemas de Raúl Vacas e Aquilino González: Uno solo. Cuaderno de apuntes leva asemade unha separata chamada "Égloga de los esposos".
Conversas sobre o ser humano, o sexo, o amor, a sociedade actural, arredor dun café, posto que os dous artistas presentan o libro como unha unión sensorial e visual nun encontro cafeteiro. Como é habitual en Raúl Vacas, poesía concibida como xogo, versos para seren cortados e mesturados en novos poemas. Un fermoso libro que non debe permanecer nos andeis senón que é un libro para follear diante dunha fumegante taza de café e saborear un poema de cada vez.
Iso si, poñede as gafas de ver de preto, que a letra é demasiado pequena!
¿Es tarde para amar, después de todo?
¿Es tarde para tenerte entre mis brazos?
¿Es tarde para hablarte de arañazos?
¿Para curar mis lágrimas con yodo?
¿Ya es tarde para odiarte, codo a codo,
con la lluvia firmando sus balazos?
¿Para inventarnos juntos los pedazos
del espacio común? De ningún modo
la ausencia de tus labios fue una excusa;
deshacer el amor fue nuestro fallo.
¿Ya es tarde en esta historia tan confusa
para que vuelvas como el sol de mayo?
¿Para olvidar en mi colchón tu blusa
y amarnos antes de que cante el gallo?
Este é o prólogo:
Apuntes, despuntes, pespuntes
“Queridos compañeros carpinteros y ebanistas,
les traigo el saludo
solidario de los metafísicos […]”[1]
Juan Carlos Mestre
De este modo convoca Mestre al hombre, en asamblea, en lo
más alto de su casa roja.
Aquí, en este otro territorio de papel, nosotros traemos
asimismo el saludo efímero de los funambulistas, el azaroso gesto del crupier,
la claridad del que dejó palabras en el bosque para reconocer su vuelta a casa,
la plenitud del que aprendió a desalambrar las formas y colores para respirar
en toda su extensión el mar.
Uno solo es
nuestra forma de sentir e interpretar al hombre en soledad o en medio de la
multitud. El hombre víctima del tiempo y la rutina, aferrado a la península del
sueño por una hebra de luz. El hombre que olvidó su sombra en medio de la
noche. El hombre que nunca renunció a ser hombre.
Este libro es un enjambre de miradas y deseos. En él, junto
a los textos, hay sólo una pequeña parte del trabajo gráfico que Aquilino
González recogió en más de 50 cuadernos en los que resumió su actividad diaria
durante largos años: dibujos, notas, fechas, recortes, apuntes, bocetos… todo
cuanto en el día a día llegaba a sus manos y se convertía en huella, signo,
cicatriz.
Puedes, lector, como sugiere Mestre en “El arca de los
dones”, arrancarle al libro sus páginas y darle “al hurón la oscuridad de la
palabra búfalo y al búfalo la inmaculada pradera del billar de los bares”[2]. Todo
cuanto contiene este cuaderno de apuntes está ahora en tus manos con la
intención de que se extienda más allá de los márgenes y del papel, germine en
la mirada a la luz del asombro y prenda, como tallo o llama, en nuestros
sueños.
Los textos e imágenes de Uno
solo se agrupan bajo dos títulos: Instantáneo (donde se incluyen
apuntes rápidos, hechos a vuelapluma) y Soluble (un trabajo mucho más
técnico y reposado).
Pero el título no sólo responde a ese vínculo entre el
hombre y la soledad sino a la materia prima de la mayoría de las ilustraciones,
hechas con café y, en algunos casos, con vino y betadine como hiciera el poeta
José Hierro, al que gustaba dedicar sus libros en las sobremesas de las cenas y
comidas.
Aquilino, gran amante del café, emplea dicho elemento en su
recorrido por las cafeterías por donde pasa, especialmente la de la Facultad de
Bellas Artes de Salamanca, lugar donde ejerce su magisterio. El café permite
dar color y textura a muchas de sus ilustraciones, trabajadas con técnicas
mixtas: aguadas, acuarelas, rotulador, lápiz, ceras... El resultado es un libro
lleno de fuerza y color, con gran variedad de imágenes que se corresponden con
diferentes formas métricas y estilos (haiku, égloga, soneto, verso libre,
prosa).
Así “Patrón para un sueño a medida”, toda una invitación a
pensar en la flexibilidad del sueño, se acompaña de un texto que no está sujeto
a ningún metro y que se cierra con una página en blanco.
En “Dietario”, en cambio, se advierte el orden en la
composición gráfica, de ahí que el texto sea un soneto, construido bajo un
patrón.
En la serie “Cinco sentidos” se impone la sencillez, el
trazo limpio y la caligrafía exacta que
recuerda al arte japonés. Aquí la mejor solución para el texto es el haiku que
se aparta, sin embargo, de su espíritu objetivo y transparente para formular un
pensamiento. Pero la imagen, no obstante, permanece fiel a los sentidos.
Estos son algunos ejemplos de cómo ilustración y texto se
conjugan y se complementan para formar una unidad de sentido.
Si te detienes a escuchar en cada página advertirás el rumor
de la lenta catarata del tiempo, con sus días rojos como extintores; oirás el
grito desgastado del náufrago y sentirás la desesperación del que huye de sí
mismo y de la sociedad para encontrar sus puntos cardinales que, según Vicente
Huidobro, son tres: el Sur y el Norte.
Aquí dejan su huella el fósil que edulcora la rutina, la
rutina que encharca la mirada, la mirada que escarba en el espejo, el espejo
que nombra nuestras horas, las horas que se enquistan en los ojos, los ojos que
en amor todo lo envuelven.
Pasa al interior del libro como quien se adentra en el mar:
con emoción y respeto pero con la esperanza de que la ola más inesperada te
devuelva a tu origen.
Y si al final del recorrido, miras atrás y ves que hay polvo
de mariposas en tus recuerdos, tal vez estos poemas y estas imágenes se hayan grabado en los
microsurcos de tus sentidos y aún haya tiempo para soñar.
Toquemos de nuevo a las puertas de Juan Carlos Mestre para
cerrar este pórtico y dejemos el marcapáginas cerca de las palabras del libro
que nos permitan creer en los sueños, en la esperanza y en la melancolía: “Yo
no espero otra luz que la tristeza / de quien regresa a una escuela abandonada
/ donde aletean todavía en la pizarra / las mariposas blancas de la
melancolía.
La Diputación de
Salamanca ha presentado el último libro que se incorpora a catálogo
poético de su colección de autores salmantinos. Se trata de “Uno solo”,
de Raúl Vacas y Aquilino González.
Con textos del primero e ilustraciones del segundo, este ‘cuaderno de apuntes’, como lo definen sus propios creadores, es fruto de una colaboración de varios años. Vacas subrayaba que “lo fundamental son los dibujos, a las que yo doy voz para reflexionar sobre la sociedad, el amor o el ser humano”.
Esa sintonía entre los textos y las imágenes nace de un trabajo de apuntes que el profesor de la Facultad de Bellas Artes, Aquilino González, siempre lleva consigo. Por eso, este trabajo incluye numerosos guiños al café, ya que su inspiración y elaboración ha estado muy ligada a numerosos momentos en cafeterías.
González destacaba que “la dicotomía de arte y literatura es el nexo fundamental de esta obra, que no es un libro al uso e invitará a las propias reflexiones del lector”.
Participación del lector
En este sentido, Vacas añadía que la pretensión de ambos autores es “que el lector dialogue, para lo que se han editado páginas que se pueden cortar”, con el fin de cada uno elabore sus propias composiciones poéticas.
Por su parte, el diputado de Cultura, Manuel Tostado, alababa la labor de Vacas y González, por enriquecer la colección de La Salina. El domingo a las 12 horas, los autores firmarán ejemplares en la Feria del Libro. Se han editado 400 ejemplares de “Uno solo”, que están a la venta por 14 euros cada uno.
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Con textos del primero e ilustraciones del segundo, este ‘cuaderno de apuntes’, como lo definen sus propios creadores, es fruto de una colaboración de varios años. Vacas subrayaba que “lo fundamental son los dibujos, a las que yo doy voz para reflexionar sobre la sociedad, el amor o el ser humano”.
Esa sintonía entre los textos y las imágenes nace de un trabajo de apuntes que el profesor de la Facultad de Bellas Artes, Aquilino González, siempre lleva consigo. Por eso, este trabajo incluye numerosos guiños al café, ya que su inspiración y elaboración ha estado muy ligada a numerosos momentos en cafeterías.
González destacaba que “la dicotomía de arte y literatura es el nexo fundamental de esta obra, que no es un libro al uso e invitará a las propias reflexiones del lector”.
Participación del lector
En este sentido, Vacas añadía que la pretensión de ambos autores es “que el lector dialogue, para lo que se han editado páginas que se pueden cortar”, con el fin de cada uno elabore sus propias composiciones poéticas.
Por su parte, el diputado de Cultura, Manuel Tostado, alababa la labor de Vacas y González, por enriquecer la colección de La Salina. El domingo a las 12 horas, los autores firmarán ejemplares en la Feria del Libro. Se han editado 400 ejemplares de “Uno solo”, que están a la venta por 14 euros cada uno.
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