Hace mil años que estoy aquí

Hace mil años que estoy aquí, esperándote, parecía dicirme antes de comezalo. Unha vez aberto, non fun quen de parar a súa lectura.

O Día do Libro, mentres lía o xornal no que facían entrevistas a pé de rúa preguntando polos libros preferidos, libros coñecidos, persoas anónimas, de súpeto, libro descoñecido, persoa coñecida: era Colmeiro quen recomendaba este libro no xornal. E, sen dubidalo, fun mercalo. E acertou. Déixase ler con pracer.

Na tradición das grandes sagas, Hace mil años que estoy aquí é unha novela coral, narrada con un ritmo áxil e absorbente. Percorre 130 anos de historia da familia Falcone desde a unificación italiana ata a caída do muro de Berlín, pasando pola chegada do fascismo e a posguerra. Amor, fame, miseria, abnegación, guerras, emigración, entreveran ducias de historias coma se fosen unha soa. Un libro que dende lonxe nos lembra Cien años de soledad de García Márquez. Destaca case sempre o papel da muller, que parece escribir a historia máis alá das circunstancias cambiantes.

Candida se sentía cada vez más absorta con sus historias. El pasado y el futuro se la disputaban. Su presente se hacía cada vez más fino, como una membrana que estuviera a punto de romperse. Me parece que hace mil años que estoy aquí, decía por la mañana (...) Veo todo diferente, mirando a su alrededor con curiosidad. Todo cambiado. Antes el mundo era muy fácil, ahora ya no se entiende nada, lo que estaba en el cielo ahora está en la tierra, y lo que estaba en la tierra ahora está en el cielo (...) había tapizado la casa de papelitos que le servían para orientarse en el espacio y aún más en el tiempo, vigilando a los muertos que, cada vez con mayor insistencia, venían a mezclarse con los vivos hasta que ya no podía diferenciarlos...

Juntos, un día de salida, entraron por casualidad en una librería que vendía libros usados. La literatura no les había interesado nunca especialmente, pero un pequeño volumen con la cubeirta gastada atrajo su atención a causa del título (...) Desde entonces, volvieron todas las semanas. Revendían un libro y compraban otro. Conocieron así un mundo que no habían siquiera imaginado nunca...