El alfabeto de los pájaros de Nuria Barrios, publicado por Seixa Barral, é ante todo un conto. Un conto composto de múltiples contos, aqueles que unha nai conta á súa filla e aqueles que esa nena se inventa (contos ou soños, que máis ten) para fuxir dunha realidade que non lle é pracenteira. Unha realidade que xira arredor do feito de ser adoptada. Así pois, pretende Nuria Barros achegarse dun xeito valente á complicada cuestión sentimenal que supón para un fillo saberse "abandoado" polos seus pais naturais: a maraña de pensamentos e sentimentos que sen querer se van propagando por dentro dun corpo dunha nena de seis anos que non entende por que un baleiro existencial a afoga cando sabe que quere a súa familia de acollida, cando se percata de que non ten ningunha lembranza anterior a esta. Pero sobre todo o libro fala da forza inconmesurable que o amor posúe. Este é quen de derribar calquera porta, por moi pechada e infranqueable que semelle.
Un pouco almibarado, non me gustou o final, que creo resulta demasiado rebuscado, pesado e longo. Gústanme algunhas frases, algúns sentimentos, pero en xeral defraudoume. Non creo que sirva para axudar a moitos pais e nais que se encontran ante unha situación semellante, sobre todo na adolescencia, cando calquera problema é aumentado por catro e máis se se trata dunha adopción. Sei por achegamento que é unha etapa moi dura e difícil de resolver. Tanto, que os contos (como os que aquí se nos ofrecen) non poden nin de lonxe procurar unha solución.
Hay palabras ligeras, que separan nuestros pies del suelo y nos llevan por los aires con ellas. También las hay duras y contundentes como piedras; no tienen alas y, sin embargo, pueden lanzarse muy alto y, en su caída, golpean a quien encuentran. Hay incluso palabras que no necesitan tocarte para hacerte temblar (...) Existen muchos tipos de palabras,anunque en realidad todos se reducen a dos: las que derriban y las que hacen volar. Resulta difícil saber cuáles son más poderosas. (...) Las palabras no pueden eliminar el dolor, pero son las riendas que permiten domarlo.
No recordaba nada de su primer año de vida y ese olvido antiguo era como una madriguera de sombras que no sabía nombrar ni siquiera entonces (...) nadie le había enseñado el nombre de las sombras que se agitaban en su interior. ¿Cómo iba a explicar Nix lo que sentía si no sabía las palabras?
Temía que la niña se refugiara en la fantasía para evitar la verdad. (...) Pero creía en el poder de la imaginación para librar a la niña del cepo de lo sucedido. Para darle alas en lugar de cortárselas. Para evitar que ese sufrimiento condenase el resto de sus días.
La niña era como una planta que ha sido cambiada de una tierra a otra y extiende sus frágiles raíces para aferrarse al nuevo suelo. Eso significa ser adoptada.
A ella no la habían abandonado en un bosque, como sucede en los cuentos, ni en una cestita flotando sobre el agua. A ella la habían abandonado en el umbral de una puerta cerrada. (...) Salió del mundo y entró en el limbo de los niños, el orfanato. (...) Aquella puerta marcó con su trascendencia otras puertas: puertas que se abrían al porvenir, puertas que se cerraban y cerraban con ellas el pasado. La niña no tenía memoria del inicio de su vida. No la atormentaban los recuerdos, sino el olvido.
Un pouco almibarado, non me gustou o final, que creo resulta demasiado rebuscado, pesado e longo. Gústanme algunhas frases, algúns sentimentos, pero en xeral defraudoume. Non creo que sirva para axudar a moitos pais e nais que se encontran ante unha situación semellante, sobre todo na adolescencia, cando calquera problema é aumentado por catro e máis se se trata dunha adopción. Sei por achegamento que é unha etapa moi dura e difícil de resolver. Tanto, que os contos (como os que aquí se nos ofrecen) non poden nin de lonxe procurar unha solución.
Hay palabras ligeras, que separan nuestros pies del suelo y nos llevan por los aires con ellas. También las hay duras y contundentes como piedras; no tienen alas y, sin embargo, pueden lanzarse muy alto y, en su caída, golpean a quien encuentran. Hay incluso palabras que no necesitan tocarte para hacerte temblar (...) Existen muchos tipos de palabras,anunque en realidad todos se reducen a dos: las que derriban y las que hacen volar. Resulta difícil saber cuáles son más poderosas. (...) Las palabras no pueden eliminar el dolor, pero son las riendas que permiten domarlo.
No recordaba nada de su primer año de vida y ese olvido antiguo era como una madriguera de sombras que no sabía nombrar ni siquiera entonces (...) nadie le había enseñado el nombre de las sombras que se agitaban en su interior. ¿Cómo iba a explicar Nix lo que sentía si no sabía las palabras?
Temía que la niña se refugiara en la fantasía para evitar la verdad. (...) Pero creía en el poder de la imaginación para librar a la niña del cepo de lo sucedido. Para darle alas en lugar de cortárselas. Para evitar que ese sufrimiento condenase el resto de sus días.
La niña era como una planta que ha sido cambiada de una tierra a otra y extiende sus frágiles raíces para aferrarse al nuevo suelo. Eso significa ser adoptada.
A ella no la habían abandonado en un bosque, como sucede en los cuentos, ni en una cestita flotando sobre el agua. A ella la habían abandonado en el umbral de una puerta cerrada. (...) Salió del mundo y entró en el limbo de los niños, el orfanato. (...) Aquella puerta marcó con su trascendencia otras puertas: puertas que se abrían al porvenir, puertas que se cerraban y cerraban con ellas el pasado. La niña no tenía memoria del inicio de su vida. No la atormentaban los recuerdos, sino el olvido.
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