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19/08/12

Non á violencia contra as mulleres (CCLXX)


 Hoxe recollemos de aquí:


Cuerpo de mujer y trabajo: la violencia de género en el ambiente laboral 


JENNIFER COOPER. La violencia de género en el ámbito laboral, se manifiesta en varias formas incluyendo el hostigamiento y abuso sexual y la negación de los derechos laborales vinculados a la salud reproductiva. Es reproducida por las prácticas, el clima y el imaginario de las organizaciones
Con el paso de los años, el hostigamiento y acoso sexual han dejado de ser asuntos personales, ignorados y silenciados, para convertirse en un tema sobre el cual se debe hablar públicamente para evidenciar que son problemas de violencia y de género. Las instituciones -empresas, sindicatos, administración pública, escuelas, universidades- al investigar y aceptar la existencia del hostigamiento sexual, en sus múltiples dimensiones, dejan de ser cómplices de su reproducción.
En la literatura especializada se distinguen dos tipos de hostigamiento: aquel relacionado con el ambiente laboral: insultos, chistes, burlas, rumores acerca de la vida sexual de una persona -también conocido como hostigamiento a terceros-, lo que deriva en un clima adverso de trabajo, y el hostigamiento quid pro quo “premio-castigo”, que consiste en solicitar favores sexuales a cambio de beneficios, ascensos, aumentos al salario, contratos permanentes, entre otros. Este último se produce generalmente cuando existen relaciones jerárquicas; por ejemplo, entre un jefe o director y una trabajadora, o un profesor y una alumna. El abuso sexual (obligación por la fuerza física o amenazas a realizar algún acto sexual o a tener relaciones sexuales) es un acto cualitativamente diferente y como tal es tipificado por el código penal en México; no es hostigamiento sexual en términos legales. No obstante, se debe incluir en cualquier diagnóstico institucional sobre la incidencia de hostigamiento sexual porque sí ocurre en los lugares de trabajo. Una definición en términos sucintos es: hostigamiento sexual es cualquier insinuación sexual, no solicitada ni deseada. 

Hostigamiento sexual y la segregación ocupacional

Se ha señalado que la identidad genérica de las personas que trabajan está íntimamente vinculada con el tipo de trabajo que realizan. Se pueden correr “riesgos psíquicos” cuando se incursiona en espacios laborales que no se consideran tradicionales del propio sexo: el temor de los hombres a feminizarse si realizan el trabajo de una mujer, y viceversa.
Dado que cada año más mujeres están ingresando a trabajos no tradicionales de su sexo, se puede esperar un aumento de la incidencia del hostigamiento sexual. En el campo de los oficios, la policía y la industria automotriz, por ejemplo, muchos de los empleos están asociados con la imagen del macho “rudo”. Ver mujeres haciendo el mismo trabajo parece amenazar la imagen que los hombres tienen de su masculinidad. Algunos trabajadores varones responden con burlas, sugerencias obscenas y hostigamiento sexual. Es el precio que las mujeres tienen que pagar por ser intrusas en el mundo de los hombres. Por ser mujeres, deben pasar dos pruebas: demostrar que son capaces de hacer el trabajo y también demostrar ser “uno de los muchachos”.
El temor al hostigamiento sexual es una causa de la persistencia de la segregación ocupacional. La concentración de mujeres u hombres en ciertos puestos refleja, asimismo, la existencia de barreras de entrada a esas ocupaciones; éstas van: de la falta de información sobre las opciones de empleo, al rechazo abierto y al hostigamiento cuando una mujer o un hombre intentan entrar a una ocupación no tradicional de su sexo. Aquellas mujeres que rompen las barreras para desempeñar tareas no tradicionales para su sexo se enfrentan, en el mejor de los casos, con una actitud ambigua de parte de sus compañeros. A menudo, sufren un sabotaje sutil en los procesos de adiestramiento y capacitación informal. Los hombres, en general, son muy reacios a reconocer la utilización de tales tácticas para regular y segmentar el mercado de trabajo y, a veces, ni siquiera son conscientes de su comportamiento discriminador. El temor a la hostilidad y al hostigamiento sexual es, en sí mismo, una fuerza de disuasión para las trabajadoras que consideran la posibilidad de entrar a puestos masculinos. Este último fenómeno es una poderosa razón para la persistencia de la segregación ocupacional.

Violación de los derechos laborales

La violación de los derechos laborales también es otra expresión la violencia laboral, tanto para hombres como para mujeres, pero lo que más frecuentemente se ejerce contra las mujeres se relaciona con el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos. Los ejemplos más comunes son: solicitarle el certificado de no gravidez para acceder o permanecer en el trabajo, exigir la firma anticipada de renuncia en caso de embarazo, control riguroso de su fertilidad (uso de anticonceptivos o métodos definitivos) para permanecer en el empleo, posibilidad de no ser reinstalada en el mismo puesto después de una licencia por embarazo o lactancia materna, afectación en estímulos económicos por haber presentado una licencia médica relacionada con los cuidados de un hijo enfermo.
La violencia de género en el ámbito laboral, manifestada en cualquiera sus expresiones, es reproducida por las prácticas, el clima y el imaginario de las organizaciones. Constituye un elemento tóxico que se tiene que erradicar, prevenir y sancionar para que las mujeres tengan la oportunidad de desarrollarse plenamente y dejen de ser tratadas como intrusas en el mundo de trabajo.

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