POESÍA COMPLETA, de Paul Auster. Trad. Jordi Doce. Seix Barral, 2012.
Fragmentos del frío
Paul AusterLAS RAÍCES se doblan al paso del gusano
y el tamiz del reloj cohabita el corazón
del gorrión. Entre rama y aguja, la palabra
menosprecia su nido, y la semilla,
mecida por confines aún más simples,
se niega a confesar.
Sólo el huevo gravita.
(De Radios, 1970)
* * * *
1
JUNTO con tus cenizas, las apenas escritas, arrasandola oda, las raíces instigadas, el ojo
extranjero; con mano idiota te arrastraron
a la ciudad, te ataron
a este nudo de jergas
y no te dieron nada. Tu tinta ha aprendido
la violencia del muro. Desterrado,
pero siempre en el corazón
de este silencio solidario, pules las piedras
de tierra invisible y allanas tu lugar
entre los lobos. Cada sílaba
es obra del sabotaje.
* * * *
11
PERGAMINOS de tu segunda tierra, desenrolladospor mis lentas manos incendiarias.
El cielo, en tu nombre, desliza
escarpas de azul: el cielo
intimida al trigo.
No preguntes por qué. No digas nada.
Mira. Desfilan los heridos, por quienes
rasgué el tambor. Tu otra vida
reluciendo en la mecha
de ésta. Las hogazas sin hornear:
la falta de consuelo
de la retina.
(De Exhumación, 1970-1972)
* * * *
Eclíptica. Les Halles
TÚ ERAS mi ausencia.Allí donde yo respiraba, tú me encontrabas
tendido en la palabra
que imponía su vuelta
a este lugar.
El silencio
se hallaba
en las ruinas merodeadas
y en la médula
de una prisa taimada y prostituta: un hambre
que para mí
se volvió lecho,
como si la fortuita
ira-de-Ezequiel
que yo descubriera, el "Vivid"
y el "sí, nos dijo, cuando estábamos
en nuestra sangre,
Vivid", hubiera sido simplemente
Tu forma de acercarte,
como si en algún sitio,
visible, una piedra ártica,
pálida como el semen, hubiera goteado
frase a frase de fuego
de tus labios.
(De Escritura mural, 1971-1975)
* * * *
Siberiano
SOMBRA, arrastrada por lobosy desmembrada, media vida más allá
de cada púa del alambre, ahora te veo,
magnética
delincuente polar, ahora comienzo
a hablar contigo
del jabalí salvaje
de los bosques del sur, del matorral
del roble y el abeto, del vaho de tomillo
y lavanda, llegando incluso
a la lava, escupida por las grietas del muro,
para que tú, a contravoz, perdida
en el frío
del más lejano asesinato, puedas
volver flotando
en tu balsa de hielo, transportando
el indecible cargamento
de indulgencias.
(De Fragmentos del frío, 1976-1977)
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