Blogue de Gracia e de Anxo, blogue de pingas e de icebergs, do que nos preocupa ou nos chama a atención, de biblioteca e de aula.

12/08/14

Sempre hai un lugar para a poesía (CXV)




El hombre ahorcado
Salim Yubrán  (1938). Poemas sin residencia definida (1970)
Un hombre ahorcado
es el mejor juguete,
la mejor distracción para los niños
que se ofrece en los zocos.
Pero no… No es en el zoco
donde se vende ya…
Se terminó hace días… No lo busquéis.
Que lo comprendan vuestros hijos:
Se terminó hace días.
¡Ay, almas de los muertos
en los presidios nazis!
No es un judío en Berlín
ese hombre ahorcado.
Es un árabe de mi pueblo, como yo,
ese hombre ahorcado,
al que ahorcan vuestros hermanos…
Perdón… Al que ahorcan las sombras de los nazis
en Sión
¡Ay, almas de los muertos
En los presidios nazis!...
¡Si supierais, vosotras!... ¡Si supieras!...


Carnet de identidad
Mahmud Darwish (1941-2008). Once astros (1992)
Escribe
que soy árabe,
y el número de mi carnet es el cincuenta mil;
que tengo ya ocho hijos,
y llegará el noveno al final del verano.
¿Te enfadarás por ello?
Escribe
que soy árabe,
y con mis camaradas de infortunio
trabajo en la cantera.
Para mis ocho hijos
arranco, de las rocas,
el mendrugo de pan,
el vestido y los libros.
No mendigo limosnas a tu puerta, ni me rebajo
ante tus escalones.
¿Te enfadarás por ello?
Escribe
que soy árabe.
Soy nombre sin apodo.
Espero, pacientero, en un país
en el que todo lo que hay
existe airadamente.
Mis raíces,
se hundieron antes del nacimiento
de los tiempos,
antes de la apertura de las eras,
del ciprés y el olivo,
antes de la primicia de la yerba.
Mi padre...
De la familia del arado,
no de nobles señores.
Mi abuelo era un labriego
sin títulos ni nombres.
Mi casa es una choza campesina
de cañas y maderos,
¿te complace?...
Soy nombre sin apodo.
Escribe
que soy árabe
que tengo el pelo negro
y los ojos castaños;
que, para más detalles,
me cubro la cabeza con un velo;
que son mis palmas duras como la roca
y pinchan al tocarlas.
Y me gusta el aceite y el tomillo.
Que vivo
en una aldea perdida, abandonada,
sin nombres en las calles.
Y cuyos hombres todos
están en la cantera o en el campo...
¿Te enfadarás por ello?
Escribe
que soy árabe;
que robaste las viñas de mi abuelo
y una tierra que araba,
yo, con todos mis hijos.
Que solo nos dejaste
estas rocas...
¿No va a quitármelas tu gobierno también,
como se dice...?
Escribe, pues...
Escribe
en el comienzo de la primera página
que no aborrezco a nadie,
ni a nadie robo nada.
Mas que, si tengo hambre,
devoraré la carne de quien a mí me robe.
¡Cuidado, pues!...
¡Cuidado con mi hambre y con mi ira!


Con los dientes
Tawfiq Zayyad  (1922-1994)
Con los dientes.
Defenderé cada palmo de tierra de mi patria.
Con los dientes.
Y no aceptaré otro en su lugar.
Aunque me dejen
Colgando de las venas de mis venas.
Aquí sigo.
Esclavo de mi afecto… A la cerca de mi casa.
Al rocío… Y a la frágil azucena.
Aquí sigo.
No podrán derribarme
todas mis cruces.
Aquí sigo.
Teniéndoos… Teniéndoos… Teniéndoos…
En mi regazo
Con los dientes.
Defenderé cada palmo de tierra de mi patria.



Mil
Ibrahim Tuqán (1905-1941)
Hay un número negro que no es trece,
pero que le supera en fechorías:
Es el número mil. Nunca se ha golpeado
con tanta y tanta saña a Palestina.
Hay un millar que emigra... Otros mil que se
escapan...
Y mil turistas que entran, sin retorno.
Hay mil salvoconductos, y también mil maneras
de aliviarles todos los obstáculos
Y en la mar hay millares... Parece que sus olas
están todas cargadas de navíos.
¡Ay, hijos de mi pueblo!
¿Tal vez después del sueño se despierta?
¿En esta densa sombra habrá algún rayo?
¡Por Dios, que no lo sé! Y así, desesperado,
¿clamaré por Amín o invoco a Rágueb?

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